Desde Coollege y Spanish Bowl, proseguimos con nuestros artículos que resumen la temporada 2019 en College Football. En esta ocasión, penetraremos en el cosmopolita, iridiscente y fotogénico cosmos de las conferencias llamadas “Power 5”.
El turno le llega a la Pac-12, una conferencia que ha vivido momentos críticos (falta de competitividad, horarios intempestivos…), pero que este año ha experimentado una patente revitalización y un aparente cambio positivo en su devenir.
Analizaremos pormenorizadamente cada programa, dando las pautas más significativas de su temporada, pero también -mirando más allá- y profetizando algunas claves para 2020.
Saborea estas líneas y disfruta con las “West Coast Rules”. ¡Nos vamos al Pacífico!
TEMPORADA 2019
Campeón: OREGON DUCKS
Subcampeón: UTAH UTES
ADN.
La Pac-12 Conference pertenece a las llamadas Power 5. Es una conferencia de la Division I de la NCAA. Se fundó el 15 de diciembre de 1915 en la ciudad de Portland (Oregon) y reúne a programas deportivos de la zona centro y oeste de la nación. En un principio, era conocida como la Pacific Coast Conference (PCC).
Entre sus señas de identidad hay que destacar los excelentes recruitings (Oregon y USC se erigen como los programas deportivos con mejores reclutas), sistemas pro (tanto en el juego como en staff técnico), una gran competitividad y rivalidad entre sus integrantes y partidos muy vistosos -dominados, en gran medida, por puntuaciones altas-.
La alternancia es una de los rasgos más distintivos de esta magnífica conferencia, pues, en los últimos años se han ido sucediendo los campeones: USC (2017), Washington (2018) y Oregon (2019). El dominio en el futuro parece que tendrá un claro color verde y amarillo, pues el programa de Eugene -Oregon Ducks- ha desplazado a USC como destino preferido por los mejores reclutas de la zona West Coast.
Un aspecto histórico y tradicional de la Pac-12 es que su campeón disputa la prestigiosa Rose Bowl frente al campeón (salvo que este entre en Playoffs) de la B1G Conference. Esta es, sin duda, una de las bowls más esperadas por los aficionados. La otra nota significativa de esta Power 5 Conference es que todos sus Championships se disputan -desde 2014- en el Levi’s Stadium de Santa Clara (California), el hogar de San Francisco 49ers. Yardas, rivalidad y espectáculo… Disfruten de la Pac-12.
En la Pac-12 compiten doce equipos, divididos en dos apasionantes divisiones:
- NORTH: 1) Oregon Ducks (12-2); 2) Oregon State Beavers (5-7), 3) California Golden Bears (8-5); 4) Washington Huskies (8-5); 5) Washington State Cougars (6-7); 6) Stanford Cardinal (4-8).
- SOUTH: 1) Utah Utes (11-3); 2) USC Trojans (8-5); 3) UCLA Bruins (4-8); 4) Arizona State Sun Devils (8-5); 5) Colorado Buffaloes (5-7); 6) Arizona Wildcats (4-8).
GREEN & YELLOW ARE THE NEW BLACK…
La tiranía del “pato” ha llegado… El programa de Eugene, de la mano del competitivo Mario Cristobal, se ha consolidado como el claro dominador de la conferencia. Realizó una temporada bastante interesante, aunque con altibajos y algún “tiro al pie”. No obstante, supo rematar la temporada con una inesperada victoria frente a Utah Utes, en el Championship, y sería el menos malo de los contendientes, en su agónica victoria ante Wisconsin Badgers, en la Rose Bowl.
Tras su último cetro conferencial -allá por 2014-, las huestes de Oregon se consolidaron como el enemigo a batir de la mano del intrigante mariscal de campo Justin Herbert, que decidió continuar su año senior en el programa y rechazar los cantos de sirena procedentes de la NFL.
La evolución de Herbert se quedó en “stand by” y no se han apreciado mejoras en sus fundamentos en el juego. Es más, se evidenció una patente falta de liderazgo, alguna prematura desconexión y colapsó en momentos álgidos de la temporada. El entramado ofensivo orquestado por Cristobal y una potentísima línea ofensiva otorgaron muchas posibilidades de ver al mejor Herbert… mas sus actuaciones dejaron más sombras que luces.
Sus 3471 yardas aéreas, 66’8% de pases completados, 32 TDs por aire, 4 TDs de carrera y sus 6 interceptaciones son números nada desdeñables, pero -analizando sus partidos y viéndole toda la temporada- seguimos teniendo muchas dudas con las opciones de Herbert en el mundo profesional. Ya ha abandonado Eugene, ha realizado una excelente Combine y emprenderá, en breve, el vuelo hacia alguna franquicia NFL. Veremos su evolución.
El juego de carrera supuso un auténtico baluarte para la faceta ofensiva. Entre CJ Verdell, Cyrus Habibi-Likio y el propio Herbert sumaron la increíble cifra de 22 TDs. Verdell, a pesar de sus números (1220 yardas, 8 TDs y un promedio de 6’2 yardas por partido), tuvo altibajos a lo largo de la temporada y una falta de tensión al inicio de la campaña. No obstante, se le evidenció un final de 2019 brillante y se espera mucho de él en su temporada junior. Cyrus Habibi-Likio fue una auténtica máquina de anotar TDs terrestres y seguirá siendo el “alter ego” de Verdell en el backfield. Travis Dye y Darrian Felix, ambos juniors el próximo año, consolidan un espectacular póker de corredores.
En el apartado aéreo, Johnny Johnson III fue el receptor más productivo para Herbert, acumulando 836 yardas y siete recepciones para touchdown. Los WRs Juwan Johnson y Jaylon Redd, junto al ala cerrada Jacob Breeland completaron un polivalente corpus que aportó más de 1200 yardas de recepción y 17 TDs.
El LB Troy Dye, el DE freshman Kayvon Thibodeaux y el safety Jevon Holland se convirtieron en el indiscutible trío que sustentó una zaga muy competente, que supo mantener vivo al equipo en momentos de máxima necesidad. Thibodeaux está destinado a ser un jugador generacional y el referente defensivo de toda la Pac-12.
Green and yellow is the new black es, sin duda, la serie más vista en la Costa del Pacífico. El futuro parece ser de los Ducks, ya que es el destino más apetecido por los nuevos reclutas. Cristobal está a un QB cumplidor de conseguir reeditar el título de campeón en la Pac-12 y, ¿por qué no?, erigirse en una alternativa para llegar a Playoffs y optar al National Championship.
RECONSTRUIR O MORIR: UTAH UTES.
Ese es el axioma al que debe enfrentarse Kyle Whittingham ante el talento que se pierde en Salt Lake City de cara a 2020. Tyler Huntley, Zack Moss, Bradlee Anae, Leki Fotu, Javelin Guidry o Francis Bernard, entre otros, abandonarán el programa camino del mundo profesional. Bajas muy duras para el programa anclado en la “Ciudad del Lago Salado”.
Whittingham y sus mesnadas desaprovecharon una oportunidad histórica de acceder a los Playoffs. Eran conocedores que con una victoria en el Championship, ante Oregon, sus opciones de enfrentarse a LSU en semifinales eran muy altas. Sin embargo, los Utes se vieron desbordados por la histórica responsabilidad y ofrecieron su peor versión del año. No obstante, es de recibo reconocer el gran trabajo y planteamiento de Cristobal y sus hombres.
Tyler Huntley, el líder que movió toda la maquinaria ofensiva, cuajó un año inolvidable, mostrándose con una eficiencia impresionante en el pase (220 pases de completados de 301 intentos, lo que le otorgó un 73’1% de efectividad). Su capacidad aérea subió muchos enteros con respecto a campañas pretéritas y superó las 3000 yardas de pase, con 19 anotaciones y tan solo 4 interceptaciones (dos de las cuales fueron en el Championship ante los Ducks). Se aprovechó de la capacidad de atracción en las defensas de Moss y se consolidó como un importante estilete terrestre, acumulando 290 yardas y 5 TDs. Huntley dio un paso al frente, mejoró su capacidad de leer las defensas rivales y aumentó en 70 sus intentos de pase. Su único borrón de la temporada fue el pésimo partido en el momento más álgido del año: el infausto Championship de la Pac-12.
Zack Moss tuvo un año senior impresionante. Siguió siendo el referente del esquema ofensivo de Whittingham y su importancia fue existencial en cada partido. De hecho, en las tres derrotas de Utah, Moss –por circunstancias diversas- no estuvo a la altura (lesión ante USC; desaparición ante una inexpugnable defensa de Oregon; poca intensidad ante Texas). Sus estadísticas resumen su magistral campaña: 235 intentos, 1416 yardas, 15 TDs terrestres, 2 anotaciones por aire y una media de 6 yardas por acarreo. Simplemente sensacional.
El capítulo aéreo estuvo muy repartido, siendo el principal referente el ala cerrada Brant Kuithe (602 yardas y 6 TDs). Un TE sophomore que volverá a ser la referencia por aire la próxima temporada. Mención aparte se merece la titánica zaga de los Utes, en la que Bradlee Anae (13 sacks), Devin Lloyd (91 tackles y 6’5 sacks) y Leki Fotu se convirtieron en dominadores absolutos.
UNOS HUSKIES NADA FIEROS.
Todo hacía indicar que el regreso del hijo pródigo traería “días de vino y rosas” a la “ciudad esmeralda”. Sin embargo, a pesar de las productivas estadísticas de Jacob Eason (3132 yardas, 24 TDs (uno terrestre) y 8 interceptaciones), la campaña fue para olvidar. Una serie de derrotas inesperadas -comenzando por el colapso en Berkeley- echó por tierra una temporada que estaba marcada en mayúsculas para Petersen y los suyos. Chris abandona Seattle y un hombre de la casa asume el mando: Jimmy Lake. ¿Su misión? Devolver a los cachorros al lugar que se merecen.
Salvon Ahmed fue la gran noticia en el backfield, consolidándose como una interesantísima y productiva opción, que superó las 1000 yardas y doble dígitos de anotaciones. El freshman Richard Newton está llamado a ser la punta de lanza terrestre del mañana y despuntó ya en su primera temporada (498 yardas y 10 TDs).
Dos hombres se repartieron, en gran medida, los -a veces- excelentes pases de Eason. Hunter Bryant –el mejor tight end de esta promoción, con la venia de Kmet- acumuló yardas de recepción y fue el mejor aliado de Jacob. Aaron Fuller estuvo más discreto, siendo responsable de 702 yardas y 6 anotaciones.
El gran problema de Washington fue el apartado defensivo. Cierto es que la media encajada de puntos por partido apenas llegó a los 20 puntos, pero en las grandes citas se vieron serias debilidades. Que tus jugadores con más tackles sean dos cornerbacks (Elijah Molden -a un nivel descomunal- y Myles Bryant) no suelen ser buenas noticias. Pero hay una luz para la esperanza al final del túnel defensivo… Elijah Molden y Joe Tryon –LB sophomore- tras acumular 8 sacks, pueden ser los líderes de la futura zaga huskie.
Lake, a pesar de su corta edad, tiene la experiencia necesaria en el programa y conoce perfectamente los aspectos a mejorar. Cuenta con talento y calidad en el roster, y los Huskies siempre constituyen un gran reclamo para atraer savia nueva. Mas el problema viene del sur… Oregon amenaza con implantar su tiranía en la West Coast.
UNOS DIABLOS AMENAZAN EN EL SUR…
En Tempe, el sol brilla cada vez con más fuerza… Arizona State Sun Devils, de la mano de su magnífico head coach Herman Edwards, amenaza con postularse como uno de los candidatos a todo, en la Pac-12, de cara a 2020. A pesar de las pérdidas que supondrán jugadores élite de la talla de Eno Benjamin y Brandon Aiyuk, Edwards y ASU son un reclamo para interesantes reclutas -como se viene demostrando en los últimos años-.
El QB freshman Jayden Daniels está destinado a ser la cara del programa, tras su excelente debut en la competición (2943 yardas, 17 TDs de pase, 2 anotaciones terrestres y 2 interceptaciones). A pesar de una línea ofensiva horrible, Eno Benjamin hizo una temporada muy interesante, aunque bajó un poco su rendimiento (1083 yardas, 10 TDs). Veremos quién asume su rol, pues el backfield es fundamental en los esquemas ofensivos de Edwards.
Brandon Aiyuk (1192 yardas, 8 TDs) llenó perfectamente el hueco dejado por N´Keal Harry. Se consolidó como uno de los receptores más importantes de la FBS y puede ser una auténtica “bendición” para la franquicia que apueste por él en el NFL Draft. Un auténtico playmaker llega al circo profesional. En principio, Frank Darby (616 yardas, 8 TDs) deberá dar un paso adelante y ser la referencia aérea en su temporada senior.
Sin duda, debemos exigir mucho más a la defensa sun devil, pues cuenta con individualidades excepcionales (que volverán, en su mayoría), pero que naufraga como conjunto. Los LBs Darien Butler y Merlin Robertson, así como el strong safety Evan Fields y el polivalente Aashari Crosswell tienen la obligación de ser los pilares que sustenten esa defensa y den el plus necesario para que Arizona State sea una realidad y no una simple amenaza.
“ANNUS HORRIBILIS” EN EL CARDINAL.
David Shaw parece tener su crédito cada vez más agotado. La temporada de Stanford fue un auténtico desastre: solo cuatro victorias, sensación de impotencia y de falta de competitividad, últimos de su división… sencillamente ¡horrible!
KJ Costello, el QB llamado a liderar el proyecto se lesionó y muy pronto se borró del mapa. Ahora luce, en Starkville, con ilusiones renovadas, asido de la mano del genial Mike Leach y su “Air Raid”. Davis Mills está destinado a ser el hombre fuerte de Shaw y, en su primera temporada al mando, ha dejado destellos de ser un jugador interesante (1960 yardas, 11 TDs y 5 interceptaciones).
Cameron Scarlett, el líder terrestre del Cardinal, no estuvo a la altura de sus predecesores: Bryce Love y Christian McCaffrey. Su rendimiento (840 yardas, 7 TDs) fue excesivamente irregular y muy por debajo de lo que se esperaba. Austin Jones, el corredor freshman, puede ser una desbordante ilusión a la que aferrarse.
Con tantos problemas en la dirección y en el backfield, era normal la mediocridad en el ataque aéreo. El TE Colby Parkinson (589 yardas, 1 TD) y los receptores Michael Wilson (672 yardas y 5 anotaciones) y Simi Fehoko (566 yardas y 6 recepciones en red zone) fueron las notas más iridiscentes dentro de una oscuridad ofensiva.
La defensa lució patética y fue un auténtico coladero. No obstante, hay que destacar las 8 capturas del LB senior Casey Toohill o el buen hacer del prometedor DE sophomore Thomas Booker (50 tackles y 4 sacks). Shaw se mide a su última oportunidad: en Palo Alto, la exigencia es máxima y otra campaña a tan ínfimo nivel puede agotar la paciencia del alto mando universitario.
¡BIENVENIDOS A LA SLOVISMANÍA!
En Los Ángeles hay una novedosa tendencia que está causando sensación: ¡la slovismanía!. Sorprendentemente y cuando todos los rumores apuntaban a Urban Meyer, la cúpula directiva de USC optó por confiar un año más en Clay Helton. ¿La razón? Un joven mariscal de campo true freshman llamado Kedon Slovis. El natural de Scottsdale (Arizona) realizó una brillantísima campaña y se ha postulado como una de las noticias más sensacionales en el futuro de la Pac-12. Sus números impresionan (3502 yardas, 30 anotaciones y solo 9 interceptaciones) y auguran un brillante porvenir. Es cierto que le falta más talento a su alrededor, pero sin duda los Trojans han encontrado a su “mesías”.
El backfield no tuvo un líder dominante y muchos fueron los jugadores que aportaron su granito de arena: Vavae Malepai, Stephen Carr y, sobre todo, los corredores freshmen Markese Stepp y Kenan Christon, quizá los power horses del futuro del programa. Sin duda, la línea más dominante de USC fue el cuerpo de receptores. Michael Pittman Jr. llega como tapado al NFL Draft, tras realizar una espectacular temporada (1275 yardas y 11 TDs). Amon St. Brown brilló y se convirtió en un dolor para las defensas rivales desde el slot (aunque su polivalencia es brutal, pues llegó a jugar hasta de RB). Se espera lo mejor de él en su año junior, tras acumular 1042 yardas y 6 TDs. Tyler Vaughns (junior 912 yardas y 6 anotaciones) y Drake London (freshman 567 yardas, 5 TDs), -que regresarán en 2020- aportaron mucho en el juego por aire.
La zaga troyana lució imponente y se espera un salto de calidad para la próxima temporada. John Houston Jr. fue una auténtica referencia defensiva (104 tackles –64 solos, 40 asistidos), pero el futuro es de Drake Jackson (DE freshman, 5’5 sacks), Palaie Gaoteote IV (LB sophomore 58 tackles) y Talanoa Hufanga (safety sohomore, 90 tackles). Jugadores impresionantes.
Helton tiene una dura papeleta por delante y se le debe exigir lo máximo, pues el potencial que tiene a su cargo es importantísimo. USC ha dejado de ser el programa más atractivo, desde el punto de vista del recruiting, pues las perlas de High School prefieren irse a Eugene.
EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO… EN BERKELEY.
William Shakespeare escribió una de sus mejores comedias… ¿pensando en la temporada 2020 de Cal? Sin ninguna duda, los sufridos aficionados de los Golden Bears soñaban, anhelaban, alucinaban con la campaña que estaba realizando su equipo. La victoria frente a Washington supuso el punto más álgido, luego llegó Arizona State y la infausta lesión de Chase Garbers… y se toparon de bruces con la cruda realidad. Garbers y el magnífico LB Evan Weaver se consolidaron como la dupla referencial en Berkeley.
Garbers ofrecerá su mejor versión en su año junior y ya ha dado muestras de todo lo que es capaz: 1772 yardas, 14 TDs y 3 interceptaciones. El joven y experimentado Justin Wilcox ha encontrado su líder indiscutible. El sophomore Christopher Brown Jr. fue el caballo que galopó por la fructífera tierra californiana. Sus 914 yardas y ocho anotaciones lo sitúan como el referente en el juego terrestre… y en el aéreo (atrapó 4 pases en red zone) para 2020. Más dudas nos generan los compañeros de Garbers, pues no tuvo un aliado prioritario y repartió sus pases de manera muy generosa (Remigio, Duncan, Polk, Crawford o Tonges).
Mención aparte merece Evan Weaver, una auténtica máquina de hacer tackles: nada más y nada menos que… ¡181! Impresionante con sus 103 tackles solo y 78 asistidos. Camina con paso firme hacia la NFL, y puede dar la sorpresa en la franquicia que apueste por él en rondas bajas. A generosidad, esfuerzo y trabajo no le gana nadie. Kuony Deng, su compañero de zaga, también realizó una campaña sobresaliente con 120 tackles. Wilcox, Garbers y Brown pueden dar tardes de gloria a la sacrificada fanaticada californiana, esperemos que este sueño no vuelva a ser pasajero.
CHIP KELLY Y EL ETERNO BUCLE.
Una temporada más -y ya van dos- los Bruins vuelven a completar una campaña decepcionante. Un programa tan grande no puede aspirar a ganar solo 4 partidos y… realizar una remontada que pasará a los anales de la historia del College Football –véase el partido contra Washington State-. ¿El máximo responsable? Nuestro dedo acusador apunta -sin remilgos- a Chip Kelly.
Dorian Thompson-Robinson nos dejó fríos, ateridos y congelados. Se esperaba mucho del hombre nacido en Las Vegas (Nevada), podría haber sido el año de su consagración. Pero encarará su temporada junior con la sensación de que vuelve a ser un mariscal de campo de transición. La afición de los Bruins seguirá esperando al hombre que haga cambiar el devenir del programa. Sus 2701 yardas, 21 TDs de pase, 4 anotaciones de carrera y 12 interceptaciones dejaron momentos interesantes, pero el conjunto final puede calificarse de insulso.
Joshua Kelley realizó una temporada bastante aceptable. Llega al Draft NFL muy por debajo del radar y quizá pueda llegar a sorprender. Sus 1060 yardas y 12 TDs, dentro de un ataque pésimo, lo señalan como un prospecto relativamente aceptable. Devin Asiasi consiguió unos números bastante productivos y es un TE que me intriga para el Draft. Sin duda, apostaría por él a partir del tercer día. El receptor freshman Kyle Phillips aportó un soplo de aire fresco al ataque de UCLA (681yardas y 5 anotaciones) y será el adalid aéreo del próximo ejercicio.
El safety sophomore Stephan Blaylock fue el máximo agente defensivo con sus 86 tackles y volverá para liderar la endeble zaga de Bruins. La otra nota positiva en esta zaga fue la labor del LB Krys Barnes y del DL Osa Odighizuwa. Chip Kelly afrontará una temporada más al frente del conjunto sito en Westwood, ¿seguirá UCLA en el eterno bucle?
SOBREVIVIR A MIKE LEACH.
Mike Leach sacudió el mundo del College Football anunciando -cencerro en mano- que navegaría por el vetusto y caudaloso río Mississippi rumbo a Starkville. Abandonaba un puma y acogía en su seno a un bonachón y sufrido bulldog inglés. La temporada no había sido nada brillante: solo seis victorias, desastre en la bowl frente a Air Force… pero Leach lo había vuelto a hacer, sí, se había vuelto a sacar de la manga a un magnífico pistolero, capaz de llevar a la perfección su sistema “Air Raid”. Ahora llega -para lamer las heridas- Nick Rolovich (Rolo, para los amigos), mediático también -pero no tanto- y creador de un sistema que prioriza el juego de pase (pobre Max Borghi).
Efectivamente, Anthony Gordon fue otro de los descubrimientos a los que Leach nos tiene acostumbrados. 5579 yardas de pase, 48 TDs y 16 interceptaciones son estadísticas que asustan. Gordon va –hype a tope- camino de la NFL: ¿Luke Falk o Gardner Minshew II?… esa es la cuestión.
Christian McCafrrey 2.0 –es decir, Max Borghi- obtuvo unos números sensacionales: 817 yardas de carrera, 597 yardas de recepción, 11 anotaciones terrestres y 5 TDs aéreos. Borghi manifestó que se siente corredor y públicamente expresó su alegría por la marcha de Leach. Mas Murphy es maquiavélico y el remedio parece ser peor que la enfermedad (que se lo pregunten a los corredores de los Guerreros del Arcoíris). A pesar de todo, el corredor sophomore tiene un brillantísimo futuro por delante.
Brandon Arconado (1109 yardas y 7 TDs), Easop Winston Jr. (970 yardas y 11 anotaciones) y Dezmon Patmon (762 yardas y 8 TDs) realizaron una campaña brillantísima, turnándose en la recepción de los ovoides lanzados por Gordon. Jahad Woods obtuvo unos números espectaculares en la zaga cougar. Este LB junior consiguió 141 tackles (73 solo y 68 asistidos) y 3 sacks. Fue la nota dominante de una zaga prácticamente inexistente.
Rolo y Washington State tienen un largo y arduo camino por delante. El resultado de cualquier positiva ecuación debería ser… aprovechar a Max Borghi.
NO DESPRECIEN A LOS CASTORES.
El otro equipo del estado de Oregon se quedó a las puertas de la elegibilidad para una bowl. A pesar de esa mentira que son las estadísticas, en Corvalis, las cosas se están haciendo muy bien. Jonathan Smith se supo rodear de un interesante grupo de jugadores, que supo vender muy cara su derrota en cada encuentro. Jake Luton, el QB senior, ofreció encuentros de gran seguridad y soltura, brillando en ciertos momentos de la temporada. Sus 2714 yardas, 28 anotaciones y 3 interceptaciones muestran su capacidad de liderazgo y su magistral conexión con los receptores.
Artavis Pierce y el sophomore Jermar Jefferson supieron complementarse a la perfección y fueron responsables de casi 1600 yardas terrestres y 15 TDs. Jefferson deberá consolidarse como la baza del ataque beaver la próxima campaña. El receptor Isaiah Hodgins rindió a un nivel descomunal (1171 yardas y 13 TDs) y puede convertirse en una de las más gratas sorpresas del Draft NFL. Noah Togiai, el TE senior, también lució descomunal en algunos partidos del año.
La defensa fue el eslabón más débil de la cadena y, por ahí, llegaron todos los problemas de las huestes de Jonathan Smith. No obstante, Hamilcar Rashed Jr. fue una auténtica máquina de capturar quarterbacks rivales, nada menos que 14. Tanto él como Omar Speights y Avery Roberts serán los abanderados de una joven zaga, que deberá implementar su juego de cara al próximo ejercicio. Smith deberá reconstruir en ataque -teniendo como base a Jefferson- y mejorar una defensa que esta temporada pecó de bisoña.
UN NUEVO COMIENZO: KARL DORRELL.
En Boulder buscan una nueva génesis. Los Buffaloes perdieron a Mel Tucker (más que pérdida es ganancia, en mi modesta opinión), que dirige su rumbo hacia Michigan State. Así que toca reconstrucción y el encargado será Karl Dorrell.
Steven Montez realizó una mejor campaña de lo que indican sus estadísticas: 2808 yardas, 17 TDs aéreos, 3 anotaciones terrestres y 10 interceptaciones. El mariscal nacido en El Paso (Texas) tuvo que sobreponerse a un inoperante ataque por tierra y a las lesiones de su mejor socio, Laviska Shenault Jr.
El tradicional y productivo backfield de los Buffs no rindió a la altura. El corredor sophomore Alex Fontenot dejó muchas dudas, a pesar de sus 874 yardas de acarreo y cinco anotaciones. Laviska Shenault llega al NFL Draft envuelto en un halo de misterio con respecto a su salud. Nadie puede negar su calidad y capacidad de convertirse en un auténtico playmaker, pero su historial de lesiones echa para atrás a cualquier franquicia. Tony Brown y KD Nixon suplieron a Shenault y no lo hicieron nada mal.
Nate Landman fue el jefe de la zaga de Colorado con sus 114 tackles, 2 sacks y una interceptación. Volverá en su año junior a poner algo de cordura en la zaga de Colorado. Dorrell tiene una ingente labor por delante -tanto en ataque como en defensa- y se espera que 2020 sea un año de transición en Boulder.
MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES: ARIZONA WILDCATS.
De clásicos shakesperianos va la Pac-12. En esta ocasión, vuelvo a usar una nueva comedia del genio nacido en Stratford-upon-Avon. Era mucho lo que se esperaba de los Wildcats esta temporada: con la terna Khalil Tate, JJ Taylor y Colin Schooler al mando del programa anclado en Tucson. Pero se quedó en eso… “perro ladrador, poco mordedor” –como dice el acervo popular-.
Khalil Tate, su QB referencia, decepcionó hondamente y no estuvo al excelso nivel de su temporadas sophomore y junior. Sus 1954 yardas aéreas, 413 yardas terrestres, 14 anotaciones por aire, 3 anotaciones por tierra y 11 interceptaciones son un lastre para un QB de los llamados “Dual Threat”. El menudo y veloz corredor JJ Taylor sufrió una bajada enorme en sus estadísticas, con respecto a 2018, y apenas llegó a sumar 721 yardas y 5 anotaciones. En el apartado aéreo no ocurrió nada reseñable, con Jamarye Joiner a la cabeza en recepciones.
En defensa, los LBs Colin Schooler y Tony Fields II fueron los mejores baluartes, con casi 100 tackles cada uno. La primera temporada de Kevin Sumlin, al frente de los Wildcats, fue una enorme decepción y, todo apunta, que no se atisban signos de mejora en el desértico horizonte de Tucson.
MVPS PAC-12.
Los jugadores más brillantes en la Pac-12 han sido:
- Kedon Slovis QB (Freshman, USC Trojans): 392 pases, 282 completados (71’9%), 3502 yardas de pase, 30 TDs aéreos y 9 interceptaciones. Elegido “Freshman Offensive Player of the Year”. Un soplo de aire fresco ha sacudido USC. Lo tiene todo para triunfar. Slovis puede cambiar el devenir del programa y volver a hacerlo competitivo.
- Kavyon Thibodeaux DE (Freshman, Oregon Ducks): 35 tackles (24 solo, 11 asistidos), 9 sacks. Espectacular primer año de Thibodeaux, con un rendimiento colosal, mucho antes de lo que se esperaba. Elegido “Freshman Defensive Player of the Year”.
- Zack Moss RB (Senior, Utah Utes): 1416 yardas terrestres, 15 TDs de carrera, 388 yardas aéreas, 2 TDs de pase, 6’0 yardas por acarreo. Impresionante año de Moss –una nueva muesca en su revolver-. Líder indiscutible de su equipo. Camina con paso firme hacia el NFL Draft. Obtuvo -con todo merecimiento- el “Offensive Player of the Year”.
- Evan Weaver LB (Senior, California Golden Bears): 181 tackles (103 solo, 78 asistidos), 2’5 sacks. Una máquina de “tacklear” llamada Evan Weaver. Sacrificio, entrega, omnipresencia… Un baluarte defensivo. Nombrado “Pat Tillman Defensive Player of the Year”.
- Justin Herbert QB (Sr., Oregon Ducks): 428 pases, 286 completados, 3471 yardas de pase, 32 TDs de pase, 4 anotaciones terrestres, 6 interceptaciones. Tiene talento, brazo, cuerpo prototípico para la NFL… pero le sigue faltando carisma, liderazgo y firmeza en los momentos claves. No obstante, su temporada ha sido digna y ha llevado a los Ducks al título de conferencia.
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MEJOR…
JUGADOR OFENSIVO: Zack Moss (RB Utah Utes).
MEJOR…
JUGADOR DEFENSIVO: Evan Weaver (LB California Golden Bears).
MEJOR…
JUGADOR FRESHMAN: Kedon Slovis (QB USC Trojans).
MEJOR…
PARTIDO DE LA TEMPORADA: UCLA Bruins at Washington State Cougars (67-63) Week 4 – 21 de septiembre.