NATIONAL CHAMPIONSHIP FBS
25-42
#3 CLEMSON TIGERS Vs. #1 LSU TIGERS
14/01/20
MERCEDES-BENZ SUPERDOME, NEW ORLEANS (LOUISIANA)
Salvador Dalí, ese genio multidisciplinar nacido en Figueras, hacía gala de una máxima que siempre aplicó a su vida y a su obra: “No temas la perfección, nunca la alcanzarás”. Sin duda alguna, el maestro del surrealismo erraba en su axioma, pues la perfección sí que existe. La madrugada del pasado 14 de enero, un héroe, un adalid del juego ofensivo, abandonaba su condición de semidiós y ascendía al Olimpo, coronando con el título nacional una temporada sencillamente PERFECTA.
“Nil satis nisi optimum”-como dirían los latinos-: solo en la perfección radica la excelencia. Así se podría definir el espectáculo ofrecido por el quarterback de Athens en el National Championship. Julio César, hizo célebre su gloriosa expresión: “Veni, vidi, vici”. Joe llegó, vio y venció, pero también Burrow se hizo eterno…
LA ASCENSIÓN DE JOE
En mayo de 2018, un recluta 4 estrellas que pasó tres años como suplente en Ohio State, anunció que firmaba por LSU. A pesar de su limitado rol al frente del ataque de los Buckeyes, Ed Orgeron –head coach de los Tigers– decía de Joe que “era inteligente y duro, pero que, sobre todo, destacaba por su enorme precisión”, definiéndolo, desde ese mismo instante, como “un jugador que podía romper un partido, que podía marcar la diferencia… el hombre destinado a cambiar la historia de LSU”. Proféticas palabras las del bueno de Orgeron.
El martes Joe se convirtió en leyenda. El broche a su temporada se cerró sencillamente de la mejor manera posible. Temporada perfecta (15-0), trofeo Heisman, récords individuales, juego excelso y título nacional. Con la llegada de la madrugada, el cuento de Burrow no se desvaneció -como en el clásico de la Cenicienta- solo concluyó. Finalizó para dar comienzo a una nueva historia, una historia que empezará el próximo 23 de abril con su más que probable elección como número uno del draft NFL. Un relato que promete ser largo y que quizás -los aficionados bengalíes suspiran por ello- tenga un final feliz.
Burrow lanzó cinco pases de TD, corrió para uno más y finalizó brillantemente una de las temporadas más sensacionales que haya jugado un QB en el football colegial, con una aplastante victoria frente a Clemson. Un emocionado Orgeron exclamaba, tras la consecución del título, que “LSU y todo el estado de Louisiana deberán estar agradecidos, de por vida, a Joe Burrow”. LSU conseguía por cuarta vez un Natty, trofeo que no ganaba desde 2007. Los cinco TDs y 463 yardas de pase suponen la mayor exhibición de un mariscal de campo en una BCS (Bowl Championship Series) y en un College Football Playoff Tittle Game.
Pero los récords no paran, Joe se ha convertido en el primer QB de College en lanzar 60 pases de TD en una temporada, derrotando -en la final- al vigente campeón, un equipo que contaba con una racha ganadora de 29 partidos consecutivos.
LA BATALLA: PRIMER ASALTO.
Como era de esperar, Dabo Swinney preparó a conciencia el encuentro. Y sus huestes arrancaron el partido con la máxima atención, sabiendo parar las acometidas de Burrow y los suyos en sus dos primeros drives. En ese primer cuarto, la maquinaria ofensiva de Clemson daba mayor impresión de hipotético peligro. No obstante, las hostilidades y los tanteos iniciales se situaban en todo lo alto del techo del Mercedes-Benz Superdome.
En la quinta posesión, el marcador se abrió, merced a un excelente drive de 67 yardas, que culminó con una carrera de una yarda de Trevor Lawrence (234 yardas, 1 TD carrera). La respuesta de LSU no se hizo esperar y, cuatro minutos después, Burrow quemaba la secundaria de Clemson -Kendrick y Terrell fueron una vía de agua que ni Swinney ni Venables supieron tapar-. El QB encontraba a Ja’Marr Chase (ganador del 2019 Biletnikoff Award), que conseguía un TD de 52 yardas. El sublime receptor terminaría la noche con 221 yardas en 9 recepciones y 2 TDs.
EL RUGIDO DEL TIGRE PÚRPURA Y ORO
Al inicio del segundo cuarto, Clemson rompía las tablas con un certero FG de 52 yardas. Y solo tres minutos después, el receptor Tee Higgins hacía buena una excelente trick play, que finalizaba con un TD de carrera de 36 yardas. Las mesnadas de South Carolina lideraban por 10 puntos (17-7).
LSU se veía por detrás en el marcador (algo que no se producía desde finales de octubre frente a Auburn) y su reacción fue la propia de los campeones. Tres certeros golpes de un “tigre” púrpura y oro desgarraron al felino que dominaba, hasta aquel entonces, la contienda.
En primer lugar, Burrow guió magistralmente un drive que coronó con un carrera suya de 3 yardas. Posteriormente, cuando restaban 5:19, Joe, el Sublime, lanzó un pase perfecto de 14 yardas a Chase, que este recepcionó en la end zone. La rabia del tigre de Baton Rouge estalló a pocos segundos del final de la primera parte. Burrow encontró al TE Thaddeus Moss (otra de las figuras del encuentro) con un pase de TD de 6 yardas. Esta anotación suponía el cuarto TD de Joe… En sus primeros nueve intentos de pase, solo aunó 25 yardas; en sus 20 pases siguientes, Burrow alcanzó 245 yardas y tres anotaciones. “El ojo del Tigre” emergió y esa mirada de Joe nadie podía ya pararla.
LSU se marchaba al descanso con una ventaja de 17-28 en el luminoso. Clemson y Swinney se retiraban al vestuario a lamer sus heridas, pero nunca se ha de subestimar al “genio del pelo rojo”.
EL DIOS BURROW
Los pupilos de Dabo sabían de la necesidad de parar el primer ataque de LSU al inicio del tercer cuarto. Y ejecutaron a la perfección las órdenes del prestidigitador de Birmingham (Alabama). En su primera secuencia ofensiva de la segunda mitad, Lawrence dio síntomas de volver a ser ese maravilloso QB de las semifinales y dirigió un gran drive de 6 jugadas y 50 yardas. Travis Etienne (que quizá tuvo menos acometidas terrestres de las que debiera haber tenido) finalizó la serie ofensiva con un TD de carrera de 3 yardas. La conversión de dos puntos -tal vez algo prematura- no sería buena.
Pero todo fue un espejismo: Lawrence siguió luciendo indolente y lanzó demasiados pases elevados; Venables y Swinney -incomprensiblemente- no supieron ajustar la zaga, tras la expulsión de Skalski; Etienne corrió poco; Higgins estaba demasiado tocado; Simmons no podía multiplicarse más en el emparrillado; Terrell y Kendrick fueron el eslabón más débil de la cadena defensiva…Y Joe, el Magnífico, tenía reservada la traca final.
A 5 minutos del final del tercer cuarto, Burrow hería de muerte al egregio tigre naranja con otro magistral pase de 4 yardas a Thaddeus Moss. La brecha era de tan solo 10 puntos, pero la sensación de dominio era arrolladora. Así concluía el tercer envite de este partido.
En la reanudación, Joe, el Perfecto, asestaba el golpe definitivo con un pase de 24 yardas a Terrace Marshall. 24-42 a favor de LSU; 17 puntos que se antojaban una distancia insalvable para los hombres de Swinney. Para la polémica quedará el controvertido TD anulado a Tee Higgins y que bien podría haber insuflado vida en un tigre abocado al óbito, pero eso ya pertenece al terreno del football-ficción. Los Bayou Bengals, siguiendo las directrices de Ed Orgeron y Joe Brady, se dedicaron a enfriar el partido y a jugar con el cronómetro.
¿DOS NÚMERO 1 DEL DRAFT?
La del pasado martes fue la primera derrota en la carrera deportiva de Trevor Lawrence, que no tuvo una gran noche. Fue preocupante su falta de liderazgo en ciertos momentos del encuentro, nada que ver con el Lawrence furibundo y dominante que se vio en la Fiesta Bowl. Solo completó 18 de 37 pases y no pudo guiar a Clemson a su victoria número 30 y a su segundo campeonato consecutivo.
Orgeron acertó de pleno con Joe. Pocos confiaban en él y el veterano entrenador supo apostar y jugar bien sus cartas. Durante los 15 partidos de esta temporada, Burrow ha hecho gala de la precisión, la inteligencia y la dureza por la que Orgeron se decantó por él. Muchos hablarán de la importancia de Brady en el cambio experimentado por el mediático Burreaux (23 TDs en la temporada 2018 frente a las 5671 yardas, 60 TDs y 6 interceptaciones de la actual). Lo único cierto es que LSU encontró a su estrella, un jugador que catapultó a su equipo a una temporada histórica, un QB que brilló con luz propia y alcanzó la perfección en el terreno futbolístico, un hombre que el martes se hizo eterno…