Desde Coollege y Spanish Bowl, proseguimos con nuestros artículos que resumen la temporada 2019 en College Football y que anclan su mirada en los aspectos -a priori- más definitorios de la incierta campaña 2020. SEC
En esta nueva edición, el interés de nuestro proyecto se trasladará al sudeste de la nación con el objeto de analizar la joya de la corona de las Power 5: la SEC Conference. La conferencia estrella del fútbol universitario, que quiere seguir acumulando campeones nacionales.
La Armada Invencible de la SEC (LSU, Alabama, Georgia, Florida…) quiere seguir arrasando el panorama nacional y no titubeará ante la creciente pujanza de auténticos transatlánticos como Clemson y Ohio State. La batalla está servida, una auténtica contienda naval que asegurará diversión a raudales. Sin duda, el campeón conferencial de la SEC estará en disposición de recoger el vacante cetro nacional de LSU.
Toca disfrutar y saborear la conferencia más profesional de la competición. ¿Estaremos ante la génesis de un nuevo campeón nacional procedente de la SEC? Tigers, Gators, Bulldogs o los componentes de la Marea Carmesí lo tienen claro… “Una nueva Armada Invencible: Southeastern Conference”.
TEMPORADA 2019
Campeón: LSU TIGERS
Subcampeón: GEORGIA BULLDOGS
ADN
La Gran Armada hace referencia a una gran flota -articulada en los principales puertos españoles-, que fue enviada en 1588, por Felipe II, para invadir Inglaterra y destronar a la monarca británica Isabel I. 432 años después, los principales programas de la Southeastern Conference presentan su firme candidatura a continuar con el dominio de la SEC, en la consecución de títulos nacionales, mostrándose como gran alternativa a los dos grandes caballos de batalla: Clemson y Ohio State.
LSU, tras su dominio absoluto a ambos lados del ovoide, en 2020, ha sufrido la práctica desaparición de su equipo titular y, en teoría, ha de sufrir una bajada en cuanto a su rendimiento. Además, Dave Aranda -su Coordinador Defensivo y principal inspirador de esa inexpugnable zaga- ya ejerce con plenos poderes en Waco. No obstante, haríamos mal en vilipendiar las posibilidades de Ed Orgeron y su horda de indómitos tigres de Baton Rouge.
Hablar de Nick Saban y de sus Crimson Tide supone tener presente a un equipo que puede -y debe- aspirar a todo. Cierto es que los inicios suelen ser duros y -todo parece indicar- que la etapa post-Tua lo será. Sin embargo, una temible zaga, un ataque sobresaliente y un viejo zorro en la banda pueden catapultar a un QB –como Mac Jones-, desatando la tormenta perfecta que otorgue a los de Tuscaloosa un nuevo título nacional.
Georgia espera haber encontrado en Jamie Newman al mariscal de campo que maximice las posibilidades de unos jugadores ofensivos increíbles. ¿El único obstáculo? Kirby Smart y sus obsoletos esquemas. La defensa seguirá luciendo imperial, pero será necesaria una revitalización de las unidades de ataque. ¿Kirby lo permitirá?
Aires de esperanza soplan en Gainesville. La salida de Felipe Franks, la irrupción de los dos Kyle -Trask y Pitts- y el buen hacer del Head Coach Dan Mullen hacen que, en tierra de caimanes, se sueñe con grandes proezas.
Auburn y Gus Malzahn apuestan todo a la evolución de Bo Nix –polémico y sorprendente Freshman of the Year en la SEC-, mientras siguen reclutando a jugadores de un talento descomunal. En Mississippi -polémicas de bandera aparte- la ilusión es desbordante con la llegada de dos de los mejores y más mediáticos entrenadores de toda la liga. Mike Leach, en Starkville, y Lane Kiffin, en Oxford, aseguran que los focos mediáticos estén siempre pendientes de Mississippi State y Ole Miss. Otros programas como Tennessee, Texas A&M, Mizzou, South Carolina o Kentucky sueñan con reverdecer viejos laureles. ¿Arkansas y Vanderbilt? Simplemente esperan que pase la tempestad…
La Southeastern Conference (SEC) vio la luz en 1932 y tiene su sede en la localidad de Birmingham (Alabama). El actual Comisionado es Greg Sankey, que ha conseguido llevar a la conferencia al máximo nivel de ingresos económicos. Fue un adelantado con la creación del SEC Network, un canal especializado en la difusión de todos los espectáculos deportivos de la conferencia. Este medio de difusión fue el primero y muchos otros -de conferencias distintas- han continuado su estela.
La SEC es una de las conferencias con el mayor tanto por ciento de victorias: 43 títulos nacionales en football, 21 campeonatos en baloncesto, 13 College World Series, 24 campeonatos de natación, o 20 títulos de gimnasia, entre otros muchos. La conferencia ha sido pionera, desde siempre, tomando decisiones que suelen marcar el panorama colegial. De hecho, en 1992, fue la primera conferencia que instauró un Championship Game en football.
Nueve fueron las universidades fundadoras, uniéndose en 1932: Florida, Georgia, Kentucky, Vanderbilt, Alabama, Auburn, LSU, Ole Miss y Mississippi State. Un año después, se uniría Tennessee. En 1991, llegaron South Carolina y Arkansas. Por último, en 2012 se incorporaron los dos últimos miembros: Missouri y Texas A&M.
Entre el código genético de esta competición podríamos encontrar aspectos tales como unos sistemas de juego totalmente profesionales, los mejores esquemas defensivos de toda la liga, entrenadores que constituyen auténticas leyendas del ovoide, algunos de los reclutas que están llamados a marcar la historia de la NFL, los programas futbolísticos más fuertes de todo el panorama nacional, así como cierta incertidumbre con respecto al campeón. Aunque es cierto que Alabama es la absoluta dominadora de la conferencia -con 31 campeonatos-. No obstante, la grandeza y el poderío de ciertos programas es tal que -si se alinean los factores deportivos y extradeportivos- cualquiera de los grandes transatlánticos de la competición no solo puede dominar la SEC, sino también conquistar el título nacional. Claro ejemplo fue la pasada temporada perfecta de Burrow, Orgeron y compañía al mando de LSU.
En la SEC (Southeastern Conference) compiten catorce programas futbolísticos, agrupados en dos divisiones:
- 1) EAST: Georgia Bulldogs (12-2); 2) Florida Gators (11-2); 3) Tennessee Volunteers (8-5); 4) Kentucky Wildcats (8-5); 5) Mizzou Tigers (6-6); 6) South Carolina Gamecocks (4-8); 7) Vanderbilt Commodores (3-9).
- 2) WEST: LSU Tigers (15-0); 2) Alabama Crimson Tide (11-2); 3) Auburn Tigers (9-4); 4) Texas A&M Aggies (8-5); 5) Mississippi State Bulldogs (6-7); 6) Ole Miss Rebels (4-8); 7) Arkansas Razorbacks (2-5).
En esta ocasión, tomaremos como base del artículo algunas de las máximas y citas latinas por excelencia. De este modo, seleccionaremos el lema que puede sintetizar la idiosincrasia del programa, analizaremos la campaña 2019 e intentaremos aventurar los aspectos principales que pueden dominar en 2020. ¿LSU volverá a ser tan dominante? ¿Saban y su marea roja de guerreros recuperarán el título conferencial y presentarán sus credenciales a un nuevo Championship? ¿El campeón vendrá del este –Georgia o Florida-? ¿Será capaz Mike Leach de triunfar con su “Air Raid” en la conferencia de las mejores defensas? Intentaremos contestar a estos y otros interrogantes. Acompáñennos por los vetustos estados sureños, disfrutaremos de la conferencia más profesional… “Una nueva Armada Invencible: Southeastern Conference”.
NIL SATIS NISI OPTIMUM: LSU TIGERS.
“Simplemente lo mejor es suficientemente bueno”. Tan sencillo eslogan puede resumir perfectamente la temporada 2019 del programa de Baton Rouge. Los Tigers sencillamente fueron los mejores en todas las facetas del juego: un ataque demoledor y una defensa espectacular. Tras años desaprovechando excelentes recruitings –gloria eterna a Les Miles-, Ed Orgeron supo aprovechar la conjunción de astros, maximizarlos, confiar en la genialidad defensiva de Dave Aranda y dejar hacer magia a Joe Burrow -con la inestimable ayuda del prestidigitador Joe Brady-. La temporada fue perfecta en todos los sentidos, siendo la excelencia la nota dominante. Se destaparon jugadores inmensos, con un techo enorme: Derek Stingley Jr., Ja’Marr Chase, Justin Jefferson, Clyde Edwards-Helaire, Lloyd Cushemberry III y, por encima de todos, un joven -apuesta personal de Orgeron- que deslumbró y revolucionó el mundo del ovoide: Joe Burrow.
Orgeron consiguió armar el ataque más demoledor de todos los tiempos (unas delirantes 569 yardas y 48’4 puntos por partido, 42 puntos o más en 12 de los 15 partidos de la temporada), una ofensiva que masacró y destrozó defensas, una unidad de ataque que se lo puso -a veces- muy fácil a la defensa, una ofensiva que pasará a los anales de la historia del College Football y que lideró al equipo de Baton Rouge a un título nacional, tras años de total ostracismo. Ahora bien, ¿podrán Orgeron, el Coordinador Ofensivo Steve Ensminger y el veterano y útil asistente Scott Linehan recomponer el ataque y reemplazar a Burrow, a cuatro de los titulares de su guardia pretoriana, a Justin Jefferson y al polivalente Clyde Edwards-Helaire? La empresa se antoja complicada…
En el otro lado del emparrillado, el equipo sufrió la dolorosa baja de Dave Aranda. Sin embargo, se tienen muchas esperanzas en la labor del nuevo Coordinador Defensivo, Bo Pelini, un hombre con una dilatada experiencia tanto en el mundo colegial como en el profesional. Pelini deberá reconstruir un engranaje defensivo que funcionó a la perfección, siendo el número 31 de la nación en estadísticas defensivas totales y el 32 en número de puntos recibidos. La mejor noticia es que regresarán gran número de jugadores defensivos con un talento enorme, que consolidarán una defensiva colosal.
El año comenzó con una victoria de gran mérito, a pesar de lo que pueda sugerir el nombre del rival: Georgia Southern. Destrozar -de tal modo- a uno de los equipos más correosos y duros del panorama colegial, dejaba claro que los de Orgeron aspiraban a todo. El Red River Showdown fue un duelo al sol, en el que Burrow y Ehlinger ofrecieron un espectáculo total. Quizá se vio, por momentos, a los Tigers más batibles de la temporada. Se inició un ciclo de cinco victorias relativamente fáciles (Northwestern State, Vanderbilt, Utah State, Florida y Mississippi State), donde Burrow dio muestras de su clase y… de sus posibilidades en el mundo profesional. Mención aparte merece el encuentro contra los Gators, donde Joe supo descifrar el entramado defensivo de Dan Mullen, cambiar las tornas y destrozar a Florida por tierra.
Llegó el punto álgido de la temporada, con sufridas victorias ante Auburn y Alabama. El partido en Tuscaloosa fue una final anticipada y la superioridad de las huestes de Orgeron fue mayor de lo que realmente dice el marcador final. La temporada regular finalizó con paseos ante Ole Miss, Arkansas y Texas A&M. El SEC Championship no revistió mayor complicación y se resolvió con una apabullante victoria 37-10 ante los Bulldogs. Llegaban los Playoffs, ni Oklahoma ni Clemson fueron rivales para unos tigres afrancesados que juguetearon y devoraron a sus presas cuando les vino en gana. Título nacional, Heisman Trophy, pick número uno y 13 jugadores totales drafteados en el NFL Draft. Temporada perfecta en Baton Rouge.
Joe Burrow consiguió la mejor temporada que ningún otro QB haya logrado, alcanzando el 76% de pases completados, 5671 yardas aéreas, 60 TDs, solo permitió 6 interceptaciones y sumó cinco anotaciones terrestres. Myles Brennan (353 yardas, 1 TD, 1 interceptación) es el hombre que debe reemplazar a Burreaux, aunque no tiene que ser un nuevo Joe. Quizá ejercer como un útil game manager, apoyarse en un potentísimo cuerpo de receptores y confiar en un nutrido y firme backfield sea suficiente para hacer competitivos a los Tigers.
Clyde Edwards-Helaire (1414 yardas terrestres, 16 TDs, 453 yardas aéreas y 1 anotación) llevó a la perfección el sistema ofensivo de LSU. Su pérdida será dura, pero se evidencia un potente comité, que aunará tres nombres interesantísimos: el recluta estrella sophomore John Emery (188 yardas, 4 TDs), el junior Tyrion Davis-Price (295 yardas, 6 anotaciones) y el sophomore Chris Curry (189 yardas).
La línea ofensiva pierde a cuatro jugadores titulares (tres drafteados y uno graduado). Ed Orgeron suele consolidar muy productivas y sólidas guardias pretorianas, siendo las estrellas de esta nueva unidad Austin Deculus, Dare Rosenthal y Ed Ingram.
El cuerpo ofensivo más sólido será, sin duda, el de receptores. A pesar de la dura baja de Justin Jefferson, Ja’Marr Chase se destapó como -quizá- el mejor receptor de la nación con 84 recepciones, 1780 yardas y 20 TDs. Junto a Chase, el mejor socio de Brennan deberá ser Terrace Marshall, que ya aportó -en 2020- 671 yardas y 13 anotaciones. El TE Thaddeus Moss deberá ser suplido por un prospecto inmenso, Arik Gilbert.
En principio, Bo Pelini cambiará de un sistema defensivo 3-4 a una formación 4-3. Los jugadores más decisivos del interior de la línea debieran ser Glen Logan (20 tackles, 1’5 sacks) y Tyler Shelvin (39 placajes, 2 pases defendidos). Se prevé una lucha fratricida entre los jóvenes ends y los outside linebackers por los puestos vacantes. Las pérdidas de K’Lavon Chaisson, Patrick Queen y Jacob Phillips dejan en cuadro el cuerpo de LBs. Aunque el junior Damone Clark (49 tackles, 3’5 sacks) deberá asumir un importante rol.
A pesar de perder un talento descomunal en la secundaria (Grant Delpit y Kristian Fulton), LSU tiene la pareja más espectacular de DBs de toda la nación: el talentoso CB Derek Stingley Jr. (38 tackles, 15 pases defendidos, 6 interceptaciones) y el safety JaCoby Stevens (92 placajes, 5 sacks, 6 pases defendidos, 3 interceptaciones). Elias Ricks tiene un talento inmenso y puede conformar, junto a Stingley, una de las mejores parejas de CBs de la competición. Otro nombre a considerar en la secundaria es el del safety Mo Hampton Jr.
AUT CAESAR AUT NIHIL: ALABAMA CRIMSON TIDE.
“O César o nada”, esa es la conjura de Nick Saban y su ejército carmesí, tras la decepcionante pasada campaña. Hablar de decepción en un conjunto que anotó el segundo mayor número de puntos en la historia de la franquicia y que promedió 511 yardas y 47 puntos por partido puede sonar a temeridad. Mas, en Tuscaloosa, es muy débil el límite que separa el éxito del fracaso.
Alabama perdió dos partidos en la conferencia y no clasificó para Playoffs, por tanto, no debe haber otro calificativo que desengaño. A pesar de que Saban y Sarkisian pierden a un póker ases irrepetible (Tua Tagovailoa, Henry Ruggs III, Jedrick Wills y Jerry Jeudy -top 15 del pasado NFL Draft-), se confía en la evolución de Mack Jones y, sobre todo, en la decisiva aportación del RB Najee Harris, del WR DeVonta Smith y del OT Alex Leatherwood. El tema de la defensa es más preocupante, a pesar de que la unidad carmesí finalizó la vigésima en rankings totales y la decimotercera en puntos concedidos. En los dos grandes encuentros del pasado año, la zaga de Alabama hizo aguas, así que Pete Golding tiene una ingente tarea por delante. La gran noticia será la recuperación del sensacional Dylan Mosses. Dicen los entendidos que el elefante jamás olvida a aquellos que le infligen dolor… Se avecina la venganza del paquidermo de Tuscaloosa. Advertidos están…
En los primeros ocho partidos de la temporada, las huestes de Nick Saban maltrataron sin compasión a sus rivales: Duke, New Mexico State, South Carolina, Southern Miss, Ole Miss, Texas A&M, Tennessee, y Arkansas. Llegó el partido ante LSU, en Tuscaloosa, la auténtica final, el encuentro del siglo, el reto que enfrentaba a Tua frente a Burrow. A pesar del resultado 46-41 a favor de los Tigers, la diferencia fue mayor a favor de las mesnadas de Ed Orgeron. LSU triunfaba en Tuscaloosa, tras años de ser el eterno perdedor en estos duelos, y Alabama quedaba fuera de los Playoffs -salvo milagro-. Llegó el infausto partido ante Mississippi State, encuentro controlado y… la lesión de Tua. Western Carolina fue un juguete en manos de unos Crimson Tide rotos por la lesión de su jugador estrella. Llegaba la Iron Bowl, un encuentro de máxima rivalidad, un partido impresionante, que los de Gus Malzahn se llevaban en un final agónico. Fin a las quiméricas esperanzas de Playoffs y atractiva Citrus Bowl ante unos decadentes Wolverines, que fueron presa fácil para la Marea Carmesí.
La pérdida de un talento tan inmenso como el de Tua Tagovailoa puede hacer mucho daño en Tuscaloosa. El hawaiano se destapó como uno de los más eficientes mariscales de campo de la historia de la competición, completando el 69% de sus pases, acumulando 7442 yardas, 87 touchdowns, recibiendo solo 11 interceptaciones y promediando 10’9 yardas por intento. Números sencillamente abrumadores. El QB junior Mac Jones puede ser la solución. Ha demostrado que tiene un potente brazo, que puede ir en profundo y que seguro se ganará la confianza de sus compañeros. Sarkisian es consciente de que puede crear un potente ataque alrededor de Mac. Tras la lesión de Tua, consiguió 14 pases de TD, aunque sufrió unas preocupantes tres interceptaciones -dos de ellas en el maldito partido ante Auburn-. El espectacular Bryce Young –robado a USC- esperará su oportunidad.
A pesar de la pérdida de dos jugadores del calibre de Jerry Jeudy y Henry Ruggs III, el cuerpo de receptores puede ser considerado como uno de los mejores de la nación. DeVonta Smith (1256 yardas, 14 TDs) pugnará por ser uno de los mejores receptores de la nación y del próximo NFL Draft. El peligro por aire cobra más empuje con la explosividad de Jaylen Waddle (560 yardas, 6 anotaciones), que será un arma descomunal. Otros receptores que pueden aportar son los jóvenes John Metchie y Slade Bolden, junto a los alas cerradas Miller Forristall y Carl Tucker –transfer desde North Carolina-.
El backfield de Alabama es sencillamente impresionante. Najee Harris será el indiscutible caballo de batalla, tras su espectacular año (1224 yardas, 13 touchdowns), pero habrá que tener muy en cuenta la evolución de Brian Robinson Jr. (441 yardas, 5 anotaciones). Por si esto fuera poco, el recluta estrella Jade McClellan disputará por ganar carreras a Trey Sanders y a Keilan Robinson. Armas por tierra no faltarán en Tuscaloosa. En las trincheras ofensivas, el claro referente será el left tackle Alex Leatherwood, siendo otro jugador indiscutible el center Landon Dickerson.
Cinco jugadores defensivos fueron drafteados, así que el Coordinador Defensivo Pete Golding tendrá que reconstruir gran parte de la unidad defensiva. Las dos figuras que deben liderar la zaga carmesí son dos espectaculares linebackers, que retornan tras sus graves lesiones: Dylan Moses (ACL) y Joshua Harris (lesión de rodilla). Los sophomore Shane Lee (86 tackles, 4’5 sacks, 1 interceptación) y Christian Harris (63 placajes, 1 pase defendido) ya cuajaron un increíble primer año. El lado exterior estará bien cubierto con los talentosos reclutas Demoury Kennedy, Chris Braswell y Drew Sanders.
DJ Dale (17 placajes, 1 sack) será el perfecto reemplazo de Raekwon Davis en la línea defensiva. Junto a él, deben destacar un trío de jugadores: los sophomore Christian Barmore (26 tackles, 2 sacks, 2 pases defendidos) y Byron Young (23 placajes, 1 sack, 1 pase defendido), junto al junior LaBryan Ray (9 placajes, 1 sack).
La secundaria prácticamente será nueva, tras las bajas de Xavier McKinney, Trevon Diggs y los graduados Shyheim Carter y Jared Mayden. Ante esta perspectiva, el líder de esta unidad debiera ser el polivalente CB Patrick Surtain II (42 tackles, 8 pases defendidos, 2 interceptaciones). Al otro lado, Josh Jobe (28 placajes, 3 pases defendidos, 1 interceptación) debiera ser su compañero, aunque también puede ser utilizado como safety híbrido. Otros jugadores que deben aportar mucho en este cuerpo son el sophomore Jordan Battle (30 tackles, 1 pase defendido, 1 interceptación) y los nuevos reclutas Malachi Moore y Brian Branch.
HIC ET NUNC: GEORGIA BULLDOGS.
“Aquí y ahora” es la consigna más repetida en el programa futbolístico sito en Athens. Savia nueva en el staff técnico y, sobre todo, la llegada de dos mariscales de campo que pueden aportar mucho (Jamie Newman y J.T. Daniels), se unen a una magnífica unidad defensiva y a unos de los mejores recruitings de la nación para hacer que los Bulldogs sean aspirantes a todo en la conferencia. Kirby Smart deberá centrarse en la parcela defensiva y dejar que Todd Monken -nuevo Coordinador Ofensivo, que llega a Georgia tras su paso por Tampa Bay y Cleveland- asuma el mando de la parcela ofensiva.
2019 arrancó con tres victorias muy sencillas ante Vanderbilt, Murray State y Arkansas State. En la week 4, el Sanford Stadium recibía la visita del coloso Notre Dame. En un muy reñido encuentro, las huestes de Kirby Smart salían victoriosas por un ajustado 23-17. Fácil victoria en Knoxville y… el primer gran upset de la temporada. South Carolina, contra todo pronóstico, se llevaba la victoria de Athens en un vibrante partido. Derrota, orgullo herido y parecía que la temporada llegaba a su fin nada más comenzar. Tocaba remar contra corriente y nadie puede dar nunca por muertos a los Bulldogs. Seis victorias consecutivas -algunas de gran prestigio como las obtenidas ante Florida y en Auburn- aseguraron el pase de Georgia al Championship de la SEC. Tocaba medirse ante LSU y Joe Burrow, y los Tigers juguetearon con unos cachorritos nada peligrosos. La meritoria y relativamente fácil victoria frente a Baylor, en la Sugar Bowl, ponía fin a una temporada mejor de lo que se esperaba, tras el colapso ante los Gamecocks.
El ex NFL, Todd Monken, tiene una ingente tarea a su alrededor y debe cambiar la cara de un ataque que no lució bien, a pesar de lo que dicen las estadísticas (408 yardas y 31 puntos por partido). La reconstrucción debiera iniciarse por la línea ofensiva, donde los Bulldogs pierden a Andrew Thomas e Isaiah Wilson -flamantes primeras rondas-, junto al guard Cade Mays, que ha pedido el transfer a Tennessee. Al frente de las operaciones estará Matt Luke, antiguo entrenador de Ole Miss, que, sin duda, confiará en Ben Cleveland y Jamaree Salyer como baluartes de la unidad.
Todo parecía indicar que el liderazgo del ataque quedaba asegurado con Jamie Newman, que cuajó un impresionante año en Wake Forest. Sin embargo, la NCAA, a veces, es caprichosa y -tras el permiso para que J.T. Daniels sea ya elegible desde 2020- nos asegura una de las más vistosas batallas por la titularidad. En Athens, tenían un plan claro: 2020, para Newman; 2021, para Daniels. Mas el azar, en ocasiones, brinda sorpresas de este calibre. En el banco, esperarán una oportunidad D’Wan Mathis y Stetson Bennett.
D’Andre Swift ya luce como RB estrella en Detroit, pero la tradición de grandes corredores, en los Bulldogs, se asegura con Zamir White (408 yardas, 3 TDs), que ya en su año freshman rindió a un altísimo nivel. James Cook (188 yardas, 2 anotaciones) -hermano de Dalvin- puede aportar mucha mordiente y velocidad. Junto a ellos, habrá que tener en cuenta al 5 estrellas, Kendall Milton, que será el indiscutible hombre del futuro.
La clave de una temporada brillante, en Athens, estará íntimamente relacionada con la conexión entre Newman/Daniels y su cuerpo de receptores. En este sentido, George Pickens (727 yardas, 8 TDs) -otro cinco estrellas- espera con ansia que Monken diseñe un playbook con menos preponderancia del juego terrestre. El magnífico George puede ser el mayor beneficiado con la llegada del dúo de nuevos quarterbacks. Dominick Blaylock (310 yardas, 5 anotaciones) y Demetris Robertson (333 yardas, 3 TDs) completan un interesante cuerpo de receptores. Desde Florida State llega -vía transfer- un TE, Tre’ McKitty, que puede dar un plus en el juego por aire.
Resulta curioso que la defensa número 3 de la nación -número 1 en puntos encajados y contra la carrera- solo tuviera un jugador reclutado en el pasado NFL Draft: el linebacker Tae Crowder. Dan Lanning, Defensive Coordinator, se regocija con el regreso de 11 de los 14 mejores placadores del equipo. Nolan Smith –recluta cinco estrellas en 2019- deberá erigirse en el indiscutible jefe del cuerpo de linebackers. A su lado, deberán brillar Monty Rice (89 tackles, 3 pases defendidos) y Azeez Ojulari (36 placajes, 5’5 sacks). En la rotación, Smart contará con alguno de los mejores reclutas de la nación.
El pass rush será una misión encomendada a Malik Herring (26 tackles, 0’5 sacks, 2 pases defendidos) y Travon Walker (15 placajes, 2’5 sacks, 1 pase defendido), jugadores que deben dar un paso adelante y ser mucho más productivos. La línea defensiva tendrá a Jordan Davis (18 tackles, 2’5 sacks), Julian Rochester y Devonte Wyatt (30 placajes, 1 sack) como líderes absolutos.
Por último, la secundaria sufre la sensible baja de J.R. Reed, pero el talento descomunal de Richard LeCounte (61 tackles, 3 pases defendidos, 4 interceptaciones) será suficiente para cubrir este hueco. Los cornerbacks D.J. Daniel (42 placajes, 8 pases defendidos), Eric Stokes (38 tackles, 1 sack, 9 pases defendidos) y Tyson Campbell (15 placajes, 4 pases defendidos) aportan madurez, equilibrio y mucha potencia física.
ACTA NON VERBA: FLORIDA GATORS.
“Acciones, no palabras”, sin duda, este debiera ser el inicio -de cada arenga- que pronuncia Dan Mullen a sus pupilos. En Gainesville, existe un clima de euforia con la irrupción de Kyle Trask y el fin de la -infructuosa- era Feleipe Franks. Gran parte de la prensa da a los Gators como grandes favoritos en la East Division y como uno de esos equipos que pueden sorprender -tipo LSU– y aspirar a absolutamente a todo. Dan Mullen no debe dejarse embaucar por los cantos de sirena, contener la euforia y seguir con el productivo trabajo que lleva a cabo desde su llegada a Florida.
Los Coordinadores Ofensivos Billy Gonzales y John Hevesy han conseguido la creación de un engranaje ofensivo perfecto, que ha llevado a los Gators a dos temporadas consecutivas superando los 400 puntos a favor -cifras que no se alcanzaban desde los gloriosos tiempos de Tim Tebow-… y eso sin un productivo juego de carrera. Si unimos a esto, la profesionalidad y lecturas de Dan Mullen, un roster muy maduro, confianza en el mariscal de campo, una férrea defensa y el talento de Kyle Pitts, los de Gainesville pueden ser claros contendientes. Mas recuérdese el proverbio del inicio, acta non verba.
La temporada arrancaba con un muy dubitativo encuentro ante unos bisoños Hurricanes, en el que los Gators -simplemente- fueron menos malos. UT Martin no fue rival en la siguiente jornada. De ahí, el partido frente a Kentucky… que cambió la temporada y -quizás- el rumbo del programa. Se produjo la lesión del polémico Feleipe Franks, Kyle Trask emergió y se remontó un complicadísimo partido. Towson y Tennessee fueron presas muy sencillas para unos caimanes que llegaban en plena racha -de la mano de su nuevo Mesías-. El mejor encuentro de 2019 se libró, en The Swamp, frente a Auburn. Trask, Perine, Swain y toda la zaga cuajaron un inolvidable encuentro, que insufló un halo de esperanza a la maltratada hinchada gator.
Tocaba rendir visita al equipo más en forma y a la postre futuro campeón –LSU-… y Mullen leyó a las mil maravillas el sistema ofensivo de Orgeron. Cortocircuitó el ataque por aire e hizo que Florida no perdiera la cara al encuentro. Pero Dan no contaba con ese fenómeno llamado Joe Burrow, que supo leer la defensa gator, olvidar el ataque aéreo y martirizar a las huestes de Mullen con carreras continuas. Florida hizo brotar al primer gran Burrow de la temporada.
El encuentro en South Carolina presentó más problemas de los esperados, pero se saldó con triunfo gator. Así que la temporada -y la East Division- se jugaban en el duelo a muerte contra Georgia. Los Bulldogs jugaron bien sus cartas, fueron más productivos en ataque y se aseguraron el viaje al Championship de la SEC. La liga regular se cerraba con tres meritorias y fáciles victorias ante Vanderbilt, Mizzou y Florida State. En la Orange Bowl, se ganó -no sin dificultades- a unos aguerridos Cavaliers, que vendieron cara su derrota. 11-2, grandes sensaciones, descubrimiento de Kyle Trask y un horizonte de expectativas para 2020.
La campaña 2019 de Kyle Trask (67% de efectividad, casi 3000 yardas de pase, 25 anotaciones y 7 interceptaciones) fue muy esperanzadora. 2020 deberá ser el año -con mayúsculas- que esperan, con ansia, todos los aficionados de Florida. El equipo fue competitivo… con Felipe Franks, y Trask abre una serie de posibilidades que no se tenían en campañas pretéritas. La conexión de los Kyle -Trask y Pitts- debe ser uno de los grandes titulares en la SEC. En el banco, Emory Jones -cuyas intermitentes y pocas actuaciones han dejado muy fríos a los habitantes de La Charca- esperará su oportunidad.
El cuerpo aéreo de Florida es uno de los más talentosos y prolijos de la nación, a pesar de la baja de Van Jefferson y Freddie Swain. El indiscutible número uno es el tight end Kyle Pitts, que el pasado ejercicio ya fascinó con 54 recepciones, 649 yardas y 5 touchdowns. Trevon Grimes (491 yardas, 3 anotaciones) y los veteranos Jacob Copeland y Kadarius Toney aportarán mucha pólvora. Por si esto no fuera suficiente, -vía transfer portal- llegan Justin Shorter (Penn State) y Jordan Pouncey (Texas), que están a la espera de conseguir su elegibilidad para 2020. Por último, el futuro en la posición ya está asegurado con el impresionante true freshman Xzavier Henderson, que tendrá snaps ya esta temporada.
Lamical Perine estuvo muy lejos de ser ese gran corredor que tanto necesitaba Florida. Su intermitencia fue la nota dominante temporada tras temporada, borrándose del emparrillado en algunos de los encuentros decisivos de la pasada campaña. Su paso a la NFL no supondrá un gran contratiempo para el ataque gator. El corredor junior Dameon Pierce (305 yardas, 4 TDs) debe ser el caballo de batalla. Junto a él, estará el antiguo recluta estrella de Miami, Lorenzo Lingard, que podrá aportar desde este año y se cree que formará un dúo dinámico con Pierce.
La línea ofensiva aunó momentos brillantes con actuaciones para olvidar, pero 2019 fue, sin duda, un año de aprendizaje para una unidad que vuelve casi en su totalidad -con la única baja del center Nick Buchanan-. No hay ninguna súper estrella, mas el conjunto y la capacidad de mejora son los ingredientes fundamentales de este grupo de jugadores.
Un grandísimo pass rush hizo de la defensa gator una de las mejores del pasado año, finalizando séptima en puntos encajados y novena en general. El conjunto fue muy sólido solo otorgando más de 300 yardas de pase en tres únicos encuentros -quizá los más decisivos-: LSU, Georgia y Virginia. Todd Grantham, el Coordinador Defensivo, deberá aprender de los errores pasados e implementar una unidad que se presupone será fundamental en las esperanzas de triunfo de los de Gainesville.
La llegada a la NFL de los espectaculares Jonathan Greenard y Jabari Zuniga será un enorme contratiempo para Grantham. Brenton Cox, que llega desde Georgia, deberá aportar desde ya, y formará, con Zachary Carter (30 placajes, 4’5 sacks, 2 pases defendidos), un productivo pass rush. El interior de la línea deberá ser el hábitat natural de Marlon Dunlap y Kyree Campbell. El cuerpo de linebackers pierde al jugador más productivo del pasado ejercicio, David Reese, aunque el junior Ventrell Miller (55 tackles, 3 sacks, 2 pases defendidos) será un digno sucesor. El también junior James Houston IV (38 tackles, 3’5 sacks) será otro nombre a tener muy en cuenta.
La secundaria perdió al cornerback estrella C.J. Henderson, que ya luce en Jacksonville, pero Mullen cuenta con otro jugador estelar: el safety junior Shawn Davis (51 placajes, 3 pases defendidos, 3 interceptaciones), cuyo nombre puede ser pronunciado muy pronto en el próximo NFL Draft. Marco Wilson será el cornerback encargado de intentar hacer olvidar a Henderson.
SEMPER FIDELIS: AUBURN TIGERS.
“Siempre fieles”, a una filosofía, a una forma de vida, a un esquema de juego. Auburn tiene claro de dónde viene y hacia dónde va. Basándose en una firme y pétrea defensa, con un sistema ofensivo específico (el celebérrimo “hurry up no huddle”), siendo dirigidos por un entrenador con las ideas muy claras, reclutando un perfil de jugadores bien definido y… apostando todo por un QB, que tras un relativamente positivo año freshman, espera consolidarse y dejar atrás esa figura de game manager para convertirse en un mariscal de campo capaz de cambiar un partido. Los Tigers tienen claro cuál es su senda y nada ni nadie los apartará de esa meta.
El año se iniciaba con un partido estelar frente a Oregon -uno de los gallitos de la denostada Pac-12-. Suponía el debut de Bo Nix -un QB true freshman-, que conseguía el sueño de ser titular en el programa de sus amores. Los Ducks comenzaron dominantes, pero Auburn supo sufrir y Bo Nix lideró a los suyos en último drive decisivo, que concluía con un gran pase de touchdown a Seth Williams. Los siguientes cuatro encuentros fueron claras victorias para las huestes del controvertido Gus Malzahn: Tulane, Kent State, Texas A&M y Mississippi State.
Tocaba rendir visita a Gainesville para confrontar fuerzas con los Gators, pero el conjunto de Dan Mullen rindió a gran nivel -con un Trask y un Perine en estado de gracia-, llevándose una clara victoria 24-13. Arkansas supuso un remanso de paz en medio de dos de los partidos más complejos de la campaña. En Baton Rouge, los pupilos de Gus Malzahn vendieron muy cara la derrota y pusieron contra las cuerdas a Orgeron, Burrow y compañía. Se cerraba la temporada con cuatro partidos consecutivos en casa. La victoria sobre Ole Miss implicó un esfuerzo enorme. Georgia supo sufrir para llevarse una agónica victoria del Jordan-Hare Stadium. Samford no fue rival.
La temporada regular terminaba con la clásica Iron Bowl: -quizá- uno de los mejores partidos del año. En unos apoteósicos tercer y último cuartos, los pupilos de Gus Malzahn hacían hincar la rodilla al ejército carmesí de Nick Saban. Uno de los duelos más trepidantes y con mayor ritmo de la temporada. El año concluía con una derrota, en la Outback Bowl, ante unos magníficos Golden Gophers, y un sorprendente Freshman of the Year para Bo Nix.
Bo Nix se enfrentó -en su primer año- a uno de los calendarios más difíciles a los que se puede medir un programa universitario, siendo el resultado muy productivo. No obstante, el QB debe implementar su juego en su año sophomore y erigirse en un factor más decisivo. En ocasiones, Nix fue muy irregular e inconsistente, lanzando para 2542 yardas, 16 TDs, recibiendo solo 6 interceptaciones, y corriendo para 313 yardas y 7 anotaciones. Quizás el gran problema fue su precisión, con un dudoso 57’6% de pases completados (cinco partidos con un patético 52%). Sin ningún tipo de duda, es el “hombre” de Malzahn y Auburn, es un “tiger” por los cuatro costados, ama los colores, tiene la movilidad necesaria, la personalidad, el carácter y un potente brazo.
La línea ofensiva rindió a un grandísimo nivel, pero pierde a cuatro titulares. La gran noticia será el regreso del magnífico center junior Nick Brahms. Auburn tiene las piezas necesarias para reconstruir esta unidad, que otorgue el tiempo necesario para que Nix tome las decisiones más atinadas.
En el backfield existe un gran problema y es que Ja’Tarvious Whitlow (763 yardas, 10 TDs) parece que va a entrar en el transfer portal. Así que las operaciones terrestres deberán ser asumidas, en un principio, por el sophomore D.J. Williams (400 yardas, 2 anotaciones), aunque el recluta cinco estrellas, Cartavious Bigsby, pronto tendrá mucho que decir.
Seth Williams (830 yardas, 8 TDs) será el máximo referente de la unidad aérea. Su talento innato le augura un brillante porvenir en el mundo universitario y profesional, pero necesitará mantenerse sano. El rapidísimo Anthony Schwartz (440 yardas, 1 TD, 118 yardas de carrera, 2 anotaciones) será un arma fundamental gracias a su polivalencia, aunque será necesario que Nix lo busque más. Por último, Eli Stove (321 yardas, 3 TDs) será un gran apoyo para Nix en pases cortos.
La defensa no estuvo a la altura de su teórica calidad y solo fue la séptima, dentro de la SEC, siendo la vigésimo octava de la nación. El gran problema será el inmenso hueco dejado por la súper estrella Derrick Brown y el productivo Marlon Davidson. Aparentemente, Tyrone Truesdell (31 placajes, 3 sacks) deberá asumir el peso de las trincheras defensivas, apoyado por dos lugartenientes, llegados del nivel JUCO, Marquis Burks y Dre Butler. Big Kat Bryant será la referencia por el exterior, junto al sophomore Caleb Johnson, que ya dejó destellos en su temporada freshman.
K.J. Britt (68 tackles, 2’5 sacks, 1 pase defendido) liderará el cuerpo de linebackers. A su lado, debería brillar el interesantísimo sophomore Owen Pappoe (49 tackles, 2 sacks, 2 pases defendidos), del que esperamos muchísimo. La secundaria estará golpeadísima con la baja de cuatro titulares, aunque el safety junior Christian Tutt (32 placajes, 1 sack, 2 pases defendidos, 2 interceptaciones) será el hombre referente, junto al prometedor Jamien Sherwood. Se pierden dos CBs titulares -Noah Igbinoghene y Javaris Davis-, aunque hay puestas muchas esperanzas en el junior Roger McCreary (36 tackles, 11 pases defendidos, 1 interceptación).
MEMORES ACTI PRUDENTES FUTURI: TENNESSEE VOLUNTEERS.
“Sé consciente de lo que ha sucedido, para tener un mejor futuro”. Esta lapidaria frase sintetiza el devenir , en los últimos años, del programa sito en Knoxville. Desde 1998, los Vols no ganan un título nacional; desde 2007, no han triunfado en su división. Circunstancias tan negativas no van en connivencia con la grandeza de este programa y la excelencia en sus recruitings (recuérdese que Alvin Kamara o Derek Barnett jugaron en el Neyland Stadium). Malas decisiones en la gerencia y, sobre todo, apuestas poco acertadas en el staff técnico han llevado a los Volunteeers a la sima de la conferencia. Es necesario el resurgir de Tennessee, un coloso que ganó 6 títulos nacionales y 16 títulos conferenciales debe volver. Esa será la mejor noticia para la SEC. ¿Asistiremos, en 2020, a un resurgir de la naranja mecánica de Knoxville?
El año no pudo empezar peor para las mesnadas de Jeremy Pruitt: dos derrotas ante rivales -teóricamente- menores. Georgia State logró el primer upset de la temporada, mientras que BYU ponía el 0-2 en el casillero de los Volunteers, tras dos prórrogas. La victoria sobre Chattanooga no fue más que un espejismo, pues Florida y Georgia dejaron muy claro el abismo existente entre sus programas y el de Tennessee. El inicio de la resurrección fue un contundente triunfo ante Mississippi State. La derrota ante Alabama fue casi una victoria, pues, durante fases del encuentro, los pupilos de Pruitt compitieron con el titánico vecino del sur. El partido en Tuscaloosa significó el despertar de los Vols, que cerraron la temporada con cinco victorias consecutivas frente a South Carolina, UAB, Kentucky, Mizzou y Vanderbilt. La Gator Bowl ante Indiana y la épica remontada 23-22 insufla un aire de esperanza para toda la hinchada volunteer, que espera y desea que 2020 sea el inicio de un cambio radical en el programa de Knoxville.
La labor del Coordinador Ofensivo Jim Chaney comenzó a verse el pasado ejercicio. Efectivamente, tras dos años desastrosos, Tennessee promedió 24 puntos y una media de 366 yardas totales por encuentro. Quizá este renacimiento del ataque esté íntimamente relacionado con la brillantez de la línea ofensiva. La estrella que refulge en toda la unidad es el magnífico left guard Trey Smith. En el lado izquierda, el tackle Wanya Morris lo tiene absolutamente todo para convertirse en uno de los linieros del futuro. Junto a ellos, Chaney y Pruitt esperan la confirmación de la elegibilidad de Cade Mays, un magnífico transfer que llega desde Georgia. Sin duda, la gran unidad del ataque es esta, donde regresarán cinco titulares del año pasado.
Jarrett Guarantano (2158 yardas, 16 touchdowns, 8 interceptaciones) deja muchas dudas. Se espera muchísimo de él, pero no ha estado a la altura de las expectativas generadas. Su gran momento del pasado año fue la meritoria remontada en la bowl ante Indiana, donde dejó algunos destellos. Guarantano ha de ser menos inconsistente e irregular, ya que el talentoso freshman Brian Mauer (541 yardas, 2 anotaciones, 5 interceptaciones) puede ser el hombre elegido por Pruitt. Si ambas opciones colapsaran, el espectacular recluta y uno de los mariscales de campo con mayor porvenir, Harrison Bailey, espera su momento.
La situación es muy negativa en el cuerpo de receptores, ya que tres de los mejores hombres (entre ellos, Jauan Jennings y Marquez Callaway) ya no están en Knoxville. Josh Palmer (457 yardas, 1 anotación) es el único que regresó y no es un jugador que marque la diferencia. Por tanto, las esperanzas del ataque aéreo recaen sobre el transfer -llegado de USC- Velus Jones. Sin embargo, los talentosos reclutas Malachi Widemanm, Jimmy Calloway y Jalin Hyatt deberán dar un paso adelante, ya en su temporada freshman.
La ofensiva terrestre debe beneficiarse del buen hacer de la línea ofensiva. En este sentido, Ty Chandler (655 yardas, 3 TDs) y Eric Gray (539 yardas, 4 anotaciones) tienen que mejorar sus pobres estadísticas de la pasada campaña.
El final de la temporada 2019 dejó la mejor versión, en años, de la defensa volunteer, permitiendo solamente 335 yardas y 22 puntos por partido. Las bajas de los magníficos Darrell Taylor y Daniel Bituli dejarán huérfanos al pass rush y al cuerpo de linebackers. Henry To’o To’o (72 tackles, 0’5 sacks, 2 pases defendidos) será el referente entre los linebackers y una de las mejores armas para meter presión al quarterback rival. Darel Middleton (28 placajes, 1 captura) regresa tras una lesión de rodilla y tendrá un papel fundamental. Por último, Aubrey Salomon, otro transfer, que llega desde Michigan, también debe aportar por el exterior.
La secundaria también sufrirá la baja de un excelente nombre: Nigel Warrior. No obstante, el polivalente nickel-safety Shawn Shamburger (47 tackles, 3 sacks, 2 pases defendidos, 1 interceptación), junto a los safeties Theo Jackson (53 placajes, 2 pases defendidos, 1 interceptación) y Jaylen McCollough (33 tackles, 1 sack, 2 pases defendidos) forman una unidad muy interesante. El cuerpo de cornerbacks estará bien asegurado con las aportaciones de Bryce Thompson (32 tackles, 1 sack, 2 pases defendidos, 3 interceptaciones) y el espectacular recluta Keshawn Lawrence, que seguro que aportará desde el inicio de la temporada.
HABEMUS PAPAM: TEXAS A&M AGGIES.
“Tenemos Papa”… y en College Station lo saben muy bien. Los Aggies tienen un entrenador espectacular, la base social, la historia, unos recruitings muy favorables y un estilo (que ha girado hacia el juego de carrera) bien definido. ¿Qué les falta? Escalar ese peldaño que aún les separa de los grandes transatlánticos de la conferencia, implementar las unidades a ambos lados del ovoide y, sobre todo, creer que pueden competir con Alabama, LSU, Georgia, Auburn o Florida. Jimbo Fisher conoce muy bien el camino del éxito, toca guiar al programa del -verdadero- “12 hombre” hacia su consecución.
El año arrancó con una muy fácil victoria ante una débil Texas State. Todos los focos mediáticos se anclaban en Death Valley en la jornada 2, pues las huestes de Fisher rendían visita al antiguo campeón. Clemson dominó un partido, que apenas tuvo historia y se llevó la victoria por 24-10. Nuevo triunfo ante una universidad menor: Lamar. Y, continuando el paralelismo, derrota ante Auburn 28-20. El South West Classic, frente a Arkansas, estuvo más reñido de lo que pudiera determinar la sideral distancia existente, en la actualidad, entre estos dos programas. Quartney Davis salvó los muebles en un partido muy equilibrado. Alabama fue demasiado rival para Texas A&M, y se llevaba una fácil victoria del Kyle Field. Lo mejor del equipo de Fisher estaba por llegar: cuatro triunfos consecutivos frente a Ole Miss, Mississippi State, UTSA y South Carolina, que aseguraban la elegibilidad para una bowl. Con los deberes hechos, los Aggies claudicaron ante Georgia y LSU. La Texas Bowl, frente a Oklahoma State, fue un partido vibrante, con cambios constantes en el marcador y que terminó decantándose del lado tejano.
Se esperaba mucho más del ataque, sobre todo, teniendo en cuenta su inmensa calidad. Ese puesto 62 en anotación no corresponde con el talento de esta unidad. No obstante, hubo aspectos positivos, principalmente ese cambio hacia un estilo más terrestre, con el consiguiente dominio del tiempo de posesión. En las trincheras ofensivas, no solo se cuenta con el regreso de cuatro de los jugadores titulares, sino que también se recupera al magnífico guard Ryan McCollum, ya al 100% tras sus molestias del pasado año.
Kellen Mond (2897 yardas, 20 touchdowns, 9 interceptaciones, 500 yardas de carrera, 8 anotaciones) tiene que abandonar la estela de eterna promesa y erigirse en una auténtica realidad. Su juego fue excesivamente inconsistente, aunando momentos de gran brillantez con actuaciones para olvidar. La vuelta casi total de la línea ofensiva debe hacer despegar a un jugador del que se esperaba que fuera una auténtica estrella. Tras él, hay que resaltar la calidad de los jóvenes Zach Calzada y James Foster.
El juego de carrera fue la gran noticia del pasado ejercicio. El sophomore Isaiah Spiller (946 yardas, 10 anotaciones) rindió a un nivel espectacular, haciendo olvidar -por completo- a Jashaun Corbin y siendo el responsable -indirecto- de su salida hacia Tallahassee. Con la vuelta de la OL y en su tercer año, Spiller debiera convertirse en uno de los corredores más dominantes de todo el panorama colegial. Kellen Mond será el otro gran estilete terrestre, consolidando una de las unidades más potentes de los Aggies. Ese magnífico backfield se complementará con el veloz freshman Devon Achane y el sophomore Ainias Smith.
La vuelta de Jhamon Ausbon (872 yardas, 5 TDs) y del magnífico tight end Jalen Wydermyer (447 yardas, 6 anotaciones) son grandes noticias para el ataque por aire, a pesar de las dolorosas bajas de Quartney Davis y Kendrick Rogers. La tercera muesca en el revólver aéreo de Texas A&M debiera ser acometida por el espectacular recluta Demond Demas, que ya está preparado para servir a la causa.
A pesar de las pérdidas de Justin Madubuike y Tyree Wilson -vía transfer portal hacia Tulsa-, el Defensive Coordinator Mike Elko tiene sobrados motivos para sonreír, pues 19 de los 22 jugadores con más tackles serán de la partida en 2020. La unidad finalizó la campaña en el puesto vigésimo noveno de la nación y solo permitió 22’5 puntos por encuentro.
Tras la baja de Madubuike, Demarvin Leal (38 tackles, 2 capturas), Michael Clemons (28 placajes, 0’5 sacks) y Tyree Johnson (32 tackles, 4 sacks, 1 pase defendido) deben asumir el papel dominante en las trincheras defensivas. Junto a ellos, el recluta -robado a los Canes- Donell Harris será otro nombre a tener muy en cuenta. La pareja de linebackers es sencillamente impresionante: contar con un placador colosal como Buddy Johnson (77 placajes, 1 sack, 1 pase defendido) y con el rapidísimo Anthony Hines III (73 tackles) debería excitar a cualquiera.
La secundaria rindió a un bajo nivel a lo largo de la campaña, y mucho se ha debatido acerca de su déficit en cuanto a interceptaciones. No obstante, el grueso de la unidad volverá y se espera un paso adelante de los dos safeties titulares, Demani Richardson (71 tackles, 0’5 sacks, 2 pases defendidos, 1 interceptación) y Keldrick Carper (50 placajes, 1 sack, 1 pase defendido). El cuerpo se completa con dos de los mejores reclutas defensive backs de la nación, Jaylon Jones y Antonio Johnson.
AUDENTES FORTUNA IUVAT: KENTUCKY WILDCATS.
“La fortuna sonríe a los valientes”, este será, sin duda, el próximo tatuaje que debiera esculpir en su piel el magnífico y versátil Lynn Bowden. Tras la gravísima lesión de rodilla del quarterback titular, Terry Wilson, Bowden dio un paso adelante, renunció a implementar sus posibilidades de cara al NFL Draft, se convirtió en el alma del equipo y asumió la ardua labor de ser el mariscal de campo del equipo. El staff técnico consolidó un playbook que multiplicó la eficiencia de Bowden como QB, maximizando sus múltiples cualidades (juego de carrera, protección de balón, lectura del juego…). La Diosa Fortuna -transmutada en Mike Mayock y Jon Gruden- vino a ver a Lynn Bowden el segundo día del Draft, siendo elegido en el pick 80 por Las Vegas Raiders. Nunca un jugador apostó tanto por un programa-basándose en el amor y la devoción por unos colores-, pero el destino guardaba una linda sorpresa para el polivalente jugador. Mark Stoops deberá solucionar la “cuestión” del QB y del juego aéreo, ya que tiene armas defensivas, terrestres y una gran línea ofensiva para aspirar a grandes objetivos en la SEC.
La temporada arrancaba con contundentes victorias ante Toledo y Eastern Michigan. Siguieron tres derrotas consecutivas: Florida (con la lesión de Feleipe Franks y la irrupción de Kyle Trask), Mississippi State y South Carolina (colapso de Sawyer Smith e inicio del “Bowden Show”). Arkansas supuso mayor labor de la esperada, mientras que Georgia fue demasiado para unos renacidos Kentucky “Bowdencats”. Mizzou fue una fácil presa en las fauces de unos agresivos gatos salvajes, aunque Tennessee se llevó -nunca mejor dicho- “el gato al agua” del Kroger Field. La temporada regular se saldó con tres victorias ante Vanderbilt, UT Martin y Louisville. La Belk Bowl, frente a Virginia Tech, significó un espectacular encuentro y la subida a los altares del College Football de Lynn Bowden.
Terry Wilson parece que vuelve para el inicio de esta enigmática temporada, pero necesitará estar recuperado al 100%, tras esa devastadora lesión de rodilla. Desde Auburn, llega el QB sophomore Joey Gatewood, dispuesto a convertirse en la cara del programa de Lexington -si la NCAA le otorga la elegibilidad para 2020-. Si ambas opciones no pueden ser de la partida, las riendas del ataque serán asumidas por el senior Sawyer Smith.
Tras la exhibición de Bowden del pasado año, el juego de carrera estará dominado por un sólido comité, que tendrá como miembros más destacados a Asim Rose (826 yardas, 6 TDs) y los interesantes sophomores Kavosiey Smoke (616 yardas, 6 anotaciones) y Christian Rodríguez Jr. (533 yardas, 6 touchdowns). La línea ofensiva rindió a un nivel espectacular, siendo dominada por dos jugadores a tener muy en cuenta: el center Drake Jackson y el tackle Landon Young. 2020 deberá significar el máximo nivel para esta prometedora OL.
El juego aéreo fue inexistente por razones obvias, aunque se espera una gran aportación por parte de Josh Ali (233 yardas, 3 anotaciones). La decisión en cuanto al QB estará íntimamente relacionada con la mejora de esta unidad.
La zaga cuajó una temporada sublime, finalizando la vigésimo primera -en términos generales- y la decimocuarta -en puntos encajados-. Apenas hay bajas significativas y se espera que sea terrorífica esta temporada, bajo el mando del Coordinador Defensivo Brad White. El LB Kash Daniel es la única gran pérdida, aunque el junior Chris Oats (46 placajes, 1 pase defendido) está más que preparado para asumir el mando de la defensa. Junto a él, aportarán muchísimo, en ese sistema 3-3-5, los veteranos y productivos Jamar Watson (36 tackles, 6’5 sacks) y DeAndre Square (69 placajes, 1’5 capturas, 1 pase defendido, 1 interceptación).
Las trincheras defensivas sufrirán la pérdida de Calvin Taylor -líder en sacks del equipo-, pero Quinton Bohanna (18 tackles, 1 sack, 1 pase defendido) tiene talento NFL como para marcar la diferencia. Marquan McCall (21 placajes, 1 pase defendido) será su pareja de baile por el interior, mientras que, en el pass rush, se espera mucho de Josh Pascal (34 tackles, 3’5 sacks, 1 pase defendido).
La mejor línea de la defensa es, sin duda, la secundaria, que terminó segunda en la nación y primera en la SEC en protección de pase. Los tres nombres que refulgen con luz propia en este cuerpo son los cornerbacks Brandin Echols (54 tackles, 1 sack, 9 pases defendidos) y Cedrick Dort (16 placajes, 5 pases defendidos), así como el estelar safety Yusef Corker (74 tackles, 4 pases defendidos, 1 interceptación).
AIR RAID OMNIA VINCIT: MISSISSIPPI STATE BULLDOGS.
En Starkville han cambiado el célebre proverbio latino “Amor omnia vincit” por un mediático “La Air Raid todo lo vence”. Y es que la llegada del mítico Mike Leach ha irrumpido -como un tsunami- en el corazón y en la ilusión de toda la fanaticada bulldog. Cientos de espectadores recibían esperanzados, en el aeropuerto de la localidad sita en el vetusto estado de Mississippi a un Leach -cencerro en mano-, que hacía de las suyas y firmaba, durante más de media hora, autógrafos a sus nuevos seguidores. La rueda de prensa fue, una vez más, un espectáculo al más puro estilo “Mike Leach”. El preparador nacido en Susanville (California) nunca ha rehuido un desafío y este es, sin duda, el más importante de su carrera: “Air Raid” frente a las mejores defensas de toda la nación. El espectáculo está servido.
La temporada 2019 se inauguraba con sendas victorias frente a Louisiana y Southern Miss. El primer revés llegaba de la mano de unos potentes Wildcats, que se llevaban la victoria a Kansas State. Kentucky era una víctima propicia, antes de entrar en un bucle ominoso de cuatro derrotas consecutivas: Auburn, Tennessee, LSU y Texas A&M. Arkansas devolvía a los Bulldogs al camino del triunfo, pero Alabama bajaba de las nubes a los de Starkville. El año se clausuraba con dos victorias ante Abilene Christian y, en el duelo fratricida de la Egg Bowl, frente a Ole Miss. En la Music City Bowl, Louisville ganaba con solvencia a unos muy irregulares Bulldogs.
Leach ha llevado a la perfección un sistema que inició en Kentucky y Oklahoma, depuró en Texas Tech, y llevó a la perfección en Washington State. Los Cougars, de la mano de Leach, se erigieron durante seis temporadas en el líder en pases de toda la nación. ¿Está el sistema “Air Raid” preparado para la SEC? Creemos y deseamos que sí.
Un sistema tan ofensivo requiere de un auténtico pistolero que lleve ese nutrido playbook a la perfección. Ese gunner llegaba -al igual que Leach- del salvaje oeste, concretamente de Stanford. K.J. Costello desea revitalizarse, tras unos años muy irregulares en Palo Alto, y subir sus posibilidades de cara al próximo NFL Draft. De la mano de Mike –auténtico descubridor de ignotas gemas-, seguro que lo conseguirá. Garrett Shrader (1170 yardas, 8 anotaciones, 5 interceptaciones, 507 yardas de carrera, 6 TDs) y Jalen Mayden recibirán también el famoso pen drive con las indicaciones y jugadas urdidas por Leach, aunque Costello debiera ser el “hombre” de Mike.
El sistema no solo es complejo para los mariscales de campo, sino que también los receptores han de familiarizarse con él. En este sentido, Osirus Mitchell (430 yardas, 6 TDs) y los JUCO Caleb Ducking y Malik Heath serán los mejores agentes para el desarrollo del mismo. El transfer, llegado desde Alabama, Tyrell Shavers también tendrá mucho que decir.
Kylin Hill, a pesar de lo que supone este sistema para un corredor (que se lo recuerden a Max Borghi) decidió embarcarse en esta aventura y surcar el caudaloso Mississippi de la mano del pirata Leach. Hill es uno de los corredores más prometedores de la competición (1350 yardas, 10 anotaciones, 1 TD por aire) y esta temporada será decisiva de cara a sus esperanzas en el próximo NFL Draft. Junto a él, aportará, sin duda, el rs-freshman Lee Witherspoon.
El pasado ejercicio la línea ofensiva no ayudó demasiado en la presión ejercida sobre el QB, así que será decisivo implementar este aspecto del juego. Las trincheras ofensivas pierden a dos jugadores muy interesantes: Tyre Phillips y Darryl Williams. Así que el polivalente Charles Cross deberá multiplicarse y ser el adalid de esta joven unidad.
Las defensas de Mike Leach siempre han sido muy irregulares e inconsistentes, pero jamás ha tenido un talento defensivo tan descomunal como el que atesora el programa de Starkville. La línea defensiva contará con jugadores muy prometedores como Marquiss Spencer, Kobe Jones o el JUCO Jordan Davis. En el interior, tras la baja de Lee Autry, debe ser parcela de Fabien Lockett y Nathan Pickering. Erroll Thompson (84 placajes, 0’5 capturas, 2 pases defensivos) se sintió cautivado por la llegada de Leach y decidió continuar un año más en Starkville. Sin duda, esta será la mejor noticia para el cuerpo de linebackers de Miss State.
La secundaria fue demasiado inconsistente y concedió una media de 247 yardas por partido. La juventud es la nota dominante en esta unidad, tras la salida de Jaquarius Landrews y Brian Coles. Por tanto, C.J. Morgan y Marcus Murphy tienen que ser los safeties dominantes, de manera que los jóvenes cornerbacks den un salto y consoliden una mejor secundaria.
DE PARVIS GRANDIS ACERVUS ERIT: MIZZOU TIGERS.
“De las cosas pequeñas se hacen las cosas más grandes” es, sin duda, el pensamiento dominante en la gerencia del programa sito en Columbia (Missouri). La elección del preparador Eliah Drinkwitz así lo atestigua. Drinkwitz, tras su espectacular paso por Appalachian State, hizo caso omiso a la opción de consolidar un equipo al alza y aceptó el reto de hacer resurgir a los Tigers dentro de la SEC. Drinkwitz demostró ser un gran gestor de vestuario, un motivador nato, aunque se mostró inoperante en el momento más decisivo e importante de la temporada pasada. ¿Será el referente para ese renacer de los de Columbia?
La temporada de Mizzou no se mostraba nada halagüeña tras la inesperada derrota en Laramie frente a Wyoming. Sin embargo, cinco victorias consecutivas hacían presagiar un cambio de rumbo: West Virginia, Southeast Missouri State, South Carolina, Troy y Ole Miss. No obstante, esas esperanzas fueron completamente artificiosas y las cinco derrotas consecutivas de los Tigers dejaron claro el calibre del programa: Vanderbilt, Kentucky, Georgia, Florida y Tennessee. El postrero triunfo ante la vecina Arkansas no endulzaba una campaña demasiado agria.
Eliah Drinkwitz y el co-OC Curtis Luper (ex de TCU) deberán reconstruir una línea ofensiva que pierde al center Trystan Colón-Castillo (Baltimore Ravens), al guard Tre’Vour Wallace-Sims (Jacksonville Jaguars) y al left tackle Yasir Durant (Kansas City Chiefs). Ante este arduo panorama, la labor de Case Cook y Larry Borom para dar estabilidad al nuevo quarterback.
Eliah Drinkwitz deberá apostar entre dos mariscales de campo bien diferentes. De un lado, Taylor Powell, el junior que cubrió el puesto de Kelly Bryant, cuando este estuvo lesionado, y el transfer llegado desde TCU, Shawn Robinson. Powell fue muy inconsistente, consiguiendo un mediocre 47% de pases completados, 297 yardas y una sola anotación. Por su parte, Robinson no fue de la partida el pasado año en los Horned Frogs, pero cuenta con la experiencia de la que carece Powell.
El regreso del corredor Larry Rountree (829 yardas, 9 TDs) es la mejor noticia, ante la incertidumbre en el puesto de QB. Rountree debe implementar estos interesantes números de la pasada temporada si los Tigers quieren asegurar la elegibilidad para un tazón. Aunque, teniendo en cuenta esta frágil nueva OL, se antoja una empresa complicada.
El juego aéreo pierde a las dos bazas más importantes de 2019: el TE Albert Okwuegbunam y al receptor Jonathan Nance. Dadas las circunstancias, el WR transferido desde Virginia Tech, Damon Hazelton, será el líder de esta unidad.
La defensa de Mizzou lució bastante bien (la defensa contra la carrera apenas permitió 133 yardas por partido, y la secundaria estuvo espectacular), a pesar de que el pass-rush fue inexistente (últimos de la SEC en sacks). Los dos máximos agentes de esta zaga ya no son de la partida: Jordan Elliott y Cale Garrett. El cuerpo de LBs estará dominado por el junior Nick Bolton (100 tackles, 1 sack, 8 pases defendidos, 2 interceptaciones) y por el sophomore Devin Nicholson, que tuvo un final de año muy esperanzador.
La pérdida de Elliott hará mucho daño en las trincheras defensivas, aunque Kobie Whiteside (28 placajes, 7’5 sacks) y Chris Turner intentarán que las penas sean menos. La mejor unidad de 2019 fue la secundaria. Khalil Oliver y DeMarkus Acy son duras pérdidas, pero esperamos una gran temporada de los veteranos Joshuah Bledsoe (49 placajes, 10 pases defendidos), Tyree Gillespie (50 tackles, 1 sack, 7 pases defendidos) y Jarvis Ware (33 tackles, 4 pases defendidos).
FLUCTUAT NEC MERGITUR: SOUTH CAROLINA GAMECOCKS.
“Batido por las olas, pero nunca hundido”. El lema en Columbia (South Carolina) está muy claro: podrás tener un récord de 4-8, podrás no clasificarte para una bowl e incluso podrás perder ante tus dos rivales norteños (North Carolina y Appalachian State), pero nada ni nadie podrá nunca hundir a los Gamecocks. South Carolina acumula talento temporada tras temporada y 2020 puede significar el resurgir de un auténtico gigante. Aparentemente, las cosas se están haciendo muy bien en Columbia.
La campaña pasada se iniciaba de la manera más cruel: perdiendo ante los Tar Heels en el derbi de las Carolinas. Charleston Southern no presentaba batalla y encaminaba a los de Will Muschamp en el sendero acertado. El partido contra Alabama, a pesar de la clara derrota, dejó buenas sensaciones, pero el desastre ante Mizzou dejaba muy fría a la hinchada gamecock. Vinieron dos inesperadas victorias: contra Kentucky y el upset en Athens frente a los Bulldogs, tras dos prórrogas. Florida y Tennessee marcaron, con sus triunfos, el verdadero nivel de South Carolina. La única alegría para la fanaticada fue la victoria ante Vanderbilt, ya que sobrevinieron tres derrotas (Appalachian State, Texas A&M y Clemson) para finiquitar una mala campaña.
El gran problema de 2019 fue la inoperancia ofensiva. Salvo el encuentro ante Charleston Southern, los Gamecocks fueron incapaces de anotar más de 27 puntos por partido, siendo el cuarto peor programa de la nación en porcentaje de yardas completadas. La llegada de Mike Bobo (ex de Colorado State y uno de los gurús del juego aéreo) puede revertir esta situación.
En principio, el QB sophomore Ryan Hillinski (2357 yardas, 11 anotaciones, 5 interceptaciones) debiera ser el adalid del juego ofensivo. Su talento está fuera de duda, su brazo ilusiona, pero tiene que dar ese último paso para ser realmente determinante e importante. Con Bobo, llega desde los Rams, Collin Hill, un auténtico pistolero, que se está recuperando de una gravísima lesión de rodilla.
Bryan Edwards ya luce fantásticamente en Las Vegas y el senior Shi Smith (489 yardas, 2 TDs) deberá ser el hombre a seguir. Sin duda, será difícil hacer olvidar a un jugador tan espectacular y determinante como Edwards, pero en South Carolina confían en que el junior Josh Vahn incremente su rol esta temporada.
El juego de carrera fue un auténtico desastre, no llegando a las 100 yardas por partido en múltiples ocasiones. Sin embargo, ¿a quién le preocupa esto si reclutas a un jugador súper estrella de cinco estrellas? MarShawn Lloyd aceptó la oferta de South Carolina y llega al mundo universitario para demostrar lo mucho que puede hacer. Sus condiciones son realmente sobresalientes.
Las trincheras ofensivas fueron tan inestables como el canal del mítico río Guadiana: unas veces, ofrecían su mejor versión; otras, ni saltaban al emparrillado. El mejor nombre de la unidad es el del tackle Dylan Wonnun, que deberá vertebrar todo el conjunto.
En la línea defensiva, las pérdidas de los increíbles Javon Kinlaw, D.J. Wonnum y Kobe Smith pesarán mucho, y Muschamp se arrepentirá de no haber sabido aprovechar tantísimo talento. El DT Zacch Pickens debiera ser el nombre más ilusionante, junto Aaron Sterling (40 placajes, 6 capturas, 2 pases defendidos) y Kingsley Enagbare (27 tackles, 3’5 sacks). El sobresaliente recluta cinco estrellas Jordan Burch, en breve, se convertirá en el líder de toda la unidad. Por su parte, Ernest Jones (97 tackles, 1 sack, 5 pases defendidos, 1 interceptación) será el linebacker más determinante.
La secundaria estuvo especialmente bien, agrupando una serie de jugadores muy versátiles que sacaron su mejor versión. Especial determinante fue Israel Mukuamu (59 placajes, 9 pases defendidos, 4 interceptaciones), un safety que juega de cornerback. La pareja titular de safeties también merece una mención, pues Jammie Robinson (62 tackles, 4 pases defendidos, 1 interceptación) y R.J. Roderick (55 placajes, 1 sack, 1 pase defendido, 2 interceptaciones) tuvieron un sólido año.
ALEA IACTA EST: OLE MISS REBELS.
En Oxford (Mississippi), “la suerte está echada”, aunque cuando apuestas por un head coach tan trabajador, metódico y talentoso, como Lane Kiffin, el caprichoso azar importa menos. La era Matt Luke ya es historia y luce en el olvido, se abre la etapa Kiffin, un entrenador que llevó al máximo al programa de Florida Atlantic. Su llegada a la SEC, junto con la de Mike Leach, simplemente hay que disfrutarla y saborearla. Kiffin, jornalero del ovoide, implementará y desarrollará los mimbres de los que ya dispone en Oxford, y, sin duda, reclutará muchísimo talento de cara a 2021. Una etapa brillante e ilusionante se avecina en el vetusto estado de Mississippi (Kiffin y Leach así lo atestiguan).
El inicio del curso 2019 se iniciaba con un suspenso ante Memphis. Arkansas y Southeast Louisiana significaron la vuelta al sendero de la victoria para los Rebels. Sin embargo, California y Alabama devolvieron a Ole Miss a la cruda realidad. Las victorias ante Vanderbilt y New Mexico State supusieron meros islotes en un océano de encuentros perdidos: Mizzou, Texas A&M, LSU y Mississippi State.
El ataque, bajo la tutela de Lane Kiffin y del nuevo Coordinador Ofensivo Jeff Lebby (ex preparador del juego de carrera en Central Florida), experimentará un cambio radical. Matt Corral entrará en un año decisivo, tras su irregular temporada freshman (1363 yardas, 6 anotaciones, 3 interceptaciones). Sin embargo, no lo tendrá fácil para ser el “chico” de Kiffin, pues el QB-corredor John Rhys Plumlee (910 yardas, 4 TDs, 3 interceptaciones, 1023 yardas de carrera, 12 anotaciones) no se lo pondrá fácil. Grant Tisdale, tras buscar el transfer y recibir la llamada de Kiffin, decidió quedarse y también buscará su oportunidad.
La línea ofensiva jugó mejor de lo que puedan sugerir las estadísticas. Sin duda, lo mejor fue el interior, con piezas interesantísimas como el center Eli Johnson y el guard Ben Brown. Lane Kiffin necesitará mejorar esta unidad para ayudar al desarrollo de Corral o Rhys-Plumlee.
Rhys-Plumlee lució estelar en el juego de carrera, llevándose todos los focos. Sin embargo, el referente del juego terrestre tiene que ser Jerrion Ealy (722 yardas, 6 anotaciones), un corredor muy veloz que promedió casi siete yardas por carrera. Snoop Conner (512 yardas, 5 TDs) también aportará, dada la importancia que le da Kiffin al juego por tierra.
El sistema por aire tuvo una excesiva dependencia de Elijah Moore (850 yardas, 6 touchdowns), teniendo el segundo receptor nada más que 13 recepciones. Esta circunstancia pasará al olvido con Kiffin, que buscará mayor diversificación en el juego por aire. Las mejores apuestas para contribuir en esta ofensiva serán el TE Kenny Yeboah (transfer que llega de Temple), junto a Braylon Sanders, Dontario Drummond o Jonathan Mingo.
Se necesita mucho trabajo para mejorar una defensiva que tuvo momentos muy malos durante la temporada y, para ello, llegan dos coordinadores: Chris Partridge y D.J. Durkin, que tratarán de reflotar esta unidad. Lo mejor de la pasada temporada fue el pass rush, que logró 33 sacks, siendo Benito Jones, que ya luce en Miami, la pieza fundamental. Tariqious Tisdale, un transfer JUCO, tiene todas las papeletas para convertirse en un arma demoledora.
Los principales linebackers regresan: Sam Williams (38 placajes, 6 sacks, 1 interceptación), Jacquez Jones (71 placajes, 2 capturas, 1 pase defendido), Lakia Henry (87 tackles, 1 captura, 1 pase defendido) y Charles Wiley (27 tackles, 3 sacks). La secundaria -como todo el conjunto- tuvo sus luces y sus sombras, aunque los dos mejores jugadores retornarán a sus puestos: el safety Jon Haynes (55 tackles, 1 pase defendido, 1 interceptación) y el cornerback Keidron Smith (48 placajes, 1 captura, 8 pases defendidos, 1 interceptación).
IN ALBIS: VANDERBILT COMMODORES.
“En blanco”, se puede afirmar que Derek Mason y sus Commodores empiezan de cero, tras una decepcionante temporada y con un roster que ha perdido a sus piezas más importantes. En Nashville (Tennessee) soplan aires de renovación total y esa circunstancia, en una conferencia tan competitiva como la SEC, puede sonar a años de peregrinación por el desierto más árido.
2019 fue un auténtico annus horribilis, que comenzó de la peor forma: tres derrotas consecutivas ante Georgia, Purdue y LSU. La ajustada victoria ante una muy débil NIU fue celebrada como una proeza, ya que la fanaticada commodore sabía bien que la palabra “desastre” iba a ser el eslogan del equipo. Efectivamente, dos nuevas derrotas frente a Ole Miss y Nevada-Las Vegas no daban opción a la esperanza. Sin embargo, en ocasiones, las sorpresas irrumpen y Vanderbilt logró una inesperada victoria frente a unos pésimos Tigers de Missouri. Otras tres derrotas consecutivas frente a Gamecocks, Gators y Wildcats, eran seguidas de un triunfo ante una débil East Tennessee State. La temporada se cerraba con una dolosa derrota ante el rival estatal, Tennessee.
El gran problema de los Commodores fue el enorme bajón ofensivo: de 370 puntos en 2018 se bajó a apenas 198 la pasada campaña, anotando 14 o menos puntos en siete partidos y finalizando los últimos, en cuanto a producción, dentro de la SEC. Todd Fitch (anterior Coordinador Defensivo de Louisiana Tech) llega para cambiar las tornas, pero el trabajo que le queda por delante es ingente.
El QB titular, Riley Neal, ya no está, el segundo mariscal de campo con más yardas, Deuce Wallace, ha pedido el transfer, y Mo Hasan se fue a USC. Ante tal papeleta, Mason y Fitch deberán encomendarse al true freshman, Mike Wright, que tiene el tamaño y la velocidad adecuada. La lucha por el puesto será encarnizada, pues Wright deberá batirse con Kean Seals –otro freshman- y los transfers JUCO, Jeremy Moussa y Danny Clark.
Tras un patético 2019, Kalija Lipscomb ya no forma parte de los Commodores. “A rey muerto, rey puesto” deben pensar en Nashville, así que hay plena confianza en la evolución del WR sophomore Cam Johnson (316 yardas, 3 anotaciones) y en lo que pueda aportar el senior Chris Pierce (245 yardas, 1 anotación). Otra baja importantísima-a pesar de su último año- será la del TE Jared Pinkney (233 yardas, 2 touchdowns), que pudiera ser cubierta por Ben Bresnahan, un ala cerrada que tiene talento y físico.
Ke’Shawn Vaughn (1028 yardas, nueve anotaciones) continuó con su espectacular labor, a pesar de una línea inoperante y de ser la única baza del ataque. Ahora tiene una oportunidad increíble en Tampa Bay Buccaneers. Mason apostará por un comité terrestre, en el que se repartirán snaps Keyon Brooks, el freshman Rocko Griffin, el junior Mitchell Pryor y el sophomore Ja’Veon Marlow. Como ya hemos adelantado, la OL no estuvo al nivel y deberá ser implementada, siendo las luces dentro de un ignoto túnel el guard, que llega de Michigan, Stephen Spanellis y los tackles Tyler Steen y Jonathan Stewart.
Ted Roof, tras su paso por Appalachian State, llega a Vanderbilt para tratar de resucitar una defensa que finalizó la 101 de la nación. La misión más importante de Roof es construir un pass rush, aunque cuenta con armas para ello: Dare Odeyingbo (45 tackles, 1’5 sacks) y Rutger Reitmaier. En el interior de la línea habrá que tener en cuenta las aportaciones de Drew Birchmeier y Cameron Tidd.
Los linebackers desarrollaron bien su labor, siendo fundamental el desempeño de la estrella del equipo, Dimitri Moore (99 tackles, 0’5 sacks, 3 pases defendidos), y del veterano Andre Mintze (39 placajes, 4’5 sacks).
El trío de safeties regresará y los tackles están asegurados: Brandon Harris (51 placajes, 2 pases defendidos), Dashaun Jerkins (58 tackles, 2 pases defendidos) y Tae Daley (57 placajes, 2 pases defendidos, 3 interceptaciones). Los cornerbacks tienen un tamaño adecuado, pero deben mejorar, siendo los referentes de la unidad B.J. Anderson y Allan George.
DE GUSTIBUS NON EST DISPUTANDUM: ARKANSAS RAZORBACKS.
“Sobre gustos no hay nada escrito”. Sorpresa, angustia, resignación y dolor -mucho dolor- causó, entre la fanaticada, la decisión de la gerencia del programa anclado en Fayetteville de elegir a Feleipe Franks como su jefe de operaciones de cara a 2020. La etapa de Chad Morris llegó a su fin y ahora luce como nuevo OC de Auburn. Sam Pittman es el nuevo hombre, un entrenador que ha sido siempre asistente, pero que tiene una grandísima oportunidad por delante. Kendal Briles llega desde Florida State para tratar de mejorar una ofensiva, que fue la 111 de la nación, promediando 340 yardas y 21 puntos por partido. La labor es compleja y las elecciones, sobre todo, de quarterback y head coach nos han sorprendido enormemente. Habrá que dejarlos trabajar e incidir en ese proverbio tan castizo: “para gustos, los colores”.
Arkansas arrancaba el año con una dificultosa victoria ante Portland State. Caía en el siguiente encuentro, 31-17, frente a Ole Miss. El triunfo ante Colorado State nos dejó uno de los partidos más bonitos de la pasada temporada -mítica jugada incluida de Cheyenne O’Grady-. De ahí a la nada, las huestes de Fayetteville cerraban 2019 con nueve derrotas consecutivas: San José State, Texas A&M, Kentucky, Auburn, Alabama, Mississippi State, Western Kentucky, LSU y Mizzou. Un auténtico desastre.
Feleipe Franks es el líder destinado a cambiar la senda perdedora de los Razorbacks. En Fayetteville, se encomiendan a sus engañosas estadísticas: 4593 yardas, 38 anotaciones y 17 interceptaciones. Los que hemos visto a Franks no creemos en estos números y, sinceramente, no consideramos que sea la respuesta para ese cambio en Arkansas. Feleipe debiera estar recuperado para el inicio de la temporada, aunque -si no lo estuviera- el rs-freshman K.J. Jefferson esperará su oportunidad.
Rakeem Boyd (1133 yardas de carrera, 8 touchdowns) se destapó como una auténtica locomotora humana y será el líder por tierra. Junto a él, el transfer de Arizona State, Trelon Smith aseguró que aportará mucho en el emparrillado.
La juventud y la gran proyección es la nota dominante en el cuerpo de receptores de Arkansas, pues la temporada de sus sophomores Trelon Burks (475 yardas) y Trey Knox (385 yardas, tres anotaciones) fue muy esperanzadora. El junior Mike Woods (423 yardas, 4 touchdowns) también deberá entrar en la ecuación. La gran esperanza para el ataque por aire es el rs-freshman Hudson Henry, hermano del espectacular Hunter Henry.
Pittman se ha labrado su fama como entrenador de línea, así que la guardia pretoriana de los Razorbacks debiera sentir una franca mejoría. Salvo el left guard Austin Capps, el grueso de la línea vuelve.
La zaga rindió a un nivel muy pobre, aunque hay notas de esperanza tras la contratación de Barry Odom (ex HC de Mizzou) como flamante Coordinador Defensivo. El grupo pierde a dos auténticos baluartes como McTelvin Agim y De’Jon Harris, aunque el resto de piezas serán de la partida.
El cuerpo de linebackers puede ser muy sólido, basándose fundamentalmente en la gran labor de Bumper Pool (94 tackles, 0’5 sacks, 5 pases defendidos). Junto a él, deberán brillar Grant Morgan, Hayden Henry y el transferido desde Oklahoma, Levi Draper.
Odom se relame, pues en la línea contará con el sorprendente transfer de Clemson, Xavier Kelly. A su lado, pueden aportar mucho Matalo Soli, Zack Williams y el JUCO transfer Dorian Gerald. Más dudas genera el interior, pues habrá mucha dependencia del senior Jonathan Marshall y del rs-freshman Marcus Miller.
La secundaria rindió a un nivel muy bajo, permitiendo casi 8 yardas por pase en once encuentros y solo interceptando seis pases. Los nombres más destacables serán los del safety Joe Foucha y Montaric Brown, un versátil cornerback.
MVPS SEC.
Los jugadores más importantes en la SEC fueron:
- Joe Burrow QB (Senior, LSU Tigers Tigers): 402 pases completados (76’3%), 5671 yardas, 60 TDs, 6 interceptaciones, 368 yardas de carrera, 5 anotaciones.
- Derrick Brown DT (Senior, Auburn Tigers): 54 tackles (32 solo, 22 asistidos), 4 sacks, 11’5 tackles for loss.
- Derek Stingley Jr. CB (Freshman, LSU Tigers): 38 tackles (31 solo, 7 asistidos), 1 tackle for loss, 1 fumble recuperado, 6 interceptaciones, 15 pases defendidos..
- Clyde Edwards-Helaire RB (Junior, LSU Tigers): 1414 yardas terrestres, 16 TDs de carrera, 6’6 yardas por acarreo, 453 yardas aéreas, 1 TD de recepción.
- Tua Tagovailoa QB (Junior, Alabama Crimson Tide): 180 pases completados (71’4%), 2840 yardas, 33 TDs, 3 interceptaciones, 23 yardas de carrera, 2 anotaciones.
- Ja’Marr Chase WR (Sophomore, LSU Tigers): 1780 yardas, 20 TDs.
MEJOR JUGADOR OFENSIVO: Joe Burrow (QB LSU Tigers).
MEJOR JUGADOR DEFENSIVO: Derek Stingley Jr. (CB LSU Tigers).
MEJOR JUGADOR FRESHMAN: Derek Stingley Jr. (CB LSU Tigers).
MEJOR PARTIDO DE LA TEMPORADA: Alabama Crimson Tide at Auburn Tigers (45-48) Week 14 – 30 de noviembre.