El año en el que nos encontramos, 2021, ha tenido lugar uno de los días más oscuros en lo que a la democracia estadounidense se refiere. El 6 de enero, una turba intentó asaltar el Capitolio tras un mitin denominado “Save America” en el parque de la Elipse, justo entre la Casa Blanca, el Lincoln Memorial y el Capitolio. Todos sabemos lo que pasó, puesto que ha salido a la luz mucha información y no cabe duda que conforme pasen los meses, seguirá saliendo. 

Lo que nos incumbe para este artículo es básicamente lo siguiente:

Durante aquellos disturbios hubo muchas llamadas, pero se descubrió en una investigación realizada debido al impeachment que se llevó a cabo contra Donald Trump (nos referimos al segundo, no al primero) que hubo una llamada. Una llamada que tenía como interlocutores al propio Trump y a la persona que nos ocupa.

Mr. president, they’ve taken the vice president out. They want me to get off the phone, I gotta go.” Señor presidente, se han llevado al vicepresidente. Quieren quitarme el teléfono, tengo que irme.  En ese momento Tommy Tuberville tuvo que finalizar la llamada. Aparte de ser de los pocos que han colgado a un presidente de gobierno, Tommy Tuberville y su llamada trajeron cola. 

Los abogados de Trump intentaron hacer creer que no existió, que fueron solo rumores. Los demócratas vieron indicios suficientes para proceder a un segundo impeachment, pero resultó tener el mismo resultado que el primero. Venció pero no convenció, o lo que es lo mismo, el resultado fue el que debía darse, pero no por la mayoría que debía ser.

En el primer impeachment de Trump, el resultado fue 51 – 49. Puede parecer que con este margen pírrico sea culpable (guilty), pero esos votos no son suficientes. En cuestiones así, se necesitan dos terceras partes de la cámara, o lo que viene a ser, 67 votos. En el segundo, el veredicto fue el mismo, solo que esta vez fue 57 – 43. Era por tanto la segunda vez que salía airoso Trump, porque la votación no alcanzaba esos dos tercios necesarios. 

Aún así, la llamada de teléfono trajo, trae a día de hoy y traerá cola en el futuro porque es un misterio por completo. Pero volviendo a lo que nos atañe… ¿Quién diantres es la persona que nos atañe, de nombre Tommy Tuverbille? La respuesta más reciente sería la de aquel que llamó al presidente Trump durante el infausto día de reyes de 2021. 

T&T – abc247.com

Otra menos actual sería la de aquel que ganó a Jeff Sessions para pelear por el puesto de senador de Alabama ante el demócrata Doug Jones, al cual ganó finalmente por un amplio margen. No estamos aquí para hablar de política, sino de football, pero ante esto nos surgen muchas más preguntas… y una de las primeras es la siguiente: ¿Cómo acaba un chico de Candem (no, no es aquel Candem de Me llamo Earl), Arkansas, siendo Senador por el estado de Alabama? 

Sí, el estado de Alabama, hogar del deporte colegial por excelencia, más que el profesional; donde se encuentran equipos universitarios como los archirrivales Alabama y Auburn, o el Alabama at Birmingham. Sí, el estado de Alabama, de donde han salido deportistas tan prestigiosos como Bart Starr, Joe Louis, Jessie Owens, Carl Lewis, Bo Jackson, Terrel Owens, John Stallworth, Julio Jones, Willie Mays o el mismísimo Hank Aaron.         

Twitter de Tommy Tuberville @TTuberville

TODO EN ESTA VIDA TIENE UN COMIENZO…

…y la vida deportiva de Tommy Tuberville se inició en su Arkansas querida. Aunque apuntaba maneras como jugador de golf en Southern Arkansas, se decidió por el football, jugando como safety para los Muleriders. A partir de ahí y convencido de seguir ligado a los emparrillados, aceptó un puesto cerca de su Candem natal. Más concretamente en Hermitage, donde tras unas temporadas demostrando su valía recibió la llamada de los Red Wolves de Arkansas State donde permaneció hasta que una llamada desde Florida lo cambió todo. En el 86, la universidad de Miami (la favorita de nuestro querido Hugo Manero) le contactó para que ocupara el cargo de asistente. El llamado lo realizó Jimmy Johnson, el cual a día de hoy está en Canton y en Atlanta.

Tuberville estuvo bajo sus órdenes y también bajo las de Dennis Erickson (otro habitante del College Hall of Fame), con el cual ganó un campeonato nacional en 1991. Tras un año con los Aggies, le llegó la oportunidad de ser HC. Ole Miss lo convocó para sustituir a Joe Lee Dunn, el cual había sido una apuesta arriesgada y que tras un año no continuó siendo anfitrión en el Vaught-Hemingway Stadium.

Dicen que la primera vez nunca se olvida, y en este caso, a Tommy Tuberville, seguramente no se le olvidó la primera vez que entró al estadio de la universidad de Ole Miss para enfrentarse en partido oficial. El rival, aquel 9 de septiembre, eran los Sycamores de Indiana State. ¿El resultado? Victoria apabullante a la vez que balsámica tras haber caído estrepitosamente ante Auburn la semana anterior. Ole Miss se rindió a Auburn… ¿Premonición de lo que pasaría años después? Más adelante lo descubriremos como también lo hizo su afición al realizar las llamadas “bombas de humo”.

Durante su estancia en Ole Miss logró dejar su impronta. Jugar de manera muy agresiva, sobre todo en el playcall. Fue así hasta tal punto que lo llegaron a conocer como Riverboat Gambler, por su manera de jugársela en determinados momentos. Aquí surgió su primer contacto con temas políticos. Debido a que Mississippi fue uno de los estados confederados en la guerra civil americana y el sur siempre ha sido muy orgulloso de su historia, la bandera confederada ondeaba tanto en la bandera del estado (formaba parte de la bandera) como lo hacía de manera habitual en los estadios, hasta que se prohibió su uso.

“We can’t recruit against the Confederate flag”. Esta frase que el propio Tuberville dijo en los años noventa del siglo pasado, fue lapidaria. No diremos que fuera una de las causas de un cambio cultural, pero no podemos obviar que como figura de peso que suelen ser los entrenadores de las universidades más prestigiosas, Tommy Tuberville tuvo un papel destacado. Esta transformación social ha desembocado en el reciente cambio de bandera. Ese emblema de rebeldía, de orgullo sureño pero también de racismo, supremacismo, esclavismo, etc. ha desaparecido por fin este presente año. Cada vez, los vestigios de una época pasada van quedando donde deben, en el pasado. 

La primera bomba de humo de Coach Tuberville llegó una semana después de una de sus más gloriosas afirmaciones. “They’ll have to carry me out of here in a pine box”. Me tendrán que sacar de aquí en una caja de pino decía el entrenador, pero a la semana de tal afirmación, puso rumbo al vecino estado de Alabama para entrenar a Auburn. Luego llegaría una aclaración tras otra, pero esa frase se enquistó en la fanaticada de Mississippi. 

Celebrando la Egg Bowl con Ole Miss – mississippitoday.org

SWEET LOVE ALABAMA

En Auburn encontró el amor. Directamente. Y no opuso resistencia alguna. Fue tanto el amor que desarrolló por esta universidad, que creció en la misma proporción que su amor al estado de la heráldica castellana (en el escudo de armas del estado de Alabama tenéis la solución a esto último). Nos podríamos detener en sus logros, sobre todo en aquella memorable temporada de 2004, donde acabaron invictos (13-0) y ganando la Sugar Bowl (una de las cinco que ganó estando al mando de Auburn), pero como bien sabéis, prefiero pasar por encima de esto. 

“He wanted to come to Auburn, he wanted to play college football but he really wanted to play quarterback”

¿A quién se refería Tuberville con esta afirmación? Pues a un mozalbete de Decatur, Alabama; que es un más que probable Hall of Famer y con una de las mecánicas menos vistosas de lanzamiento que se han visto. Si, Phillip Rivers fue tentado por Tuberville para que acabara jugando en los Tigers. No fue así. Acabo marchándose a North Carolina State Wolfpack. ¿Y porqué no firmó? La beca para Auburn era para jugar si, pero no de quarterback sino de Tight End. En esos momentos, como bien dijo el entrenador “He really wanted to play quarterback. I had Jason Campbell”. Quién lo diría… Al final tanto Jason Campbell como Phillip Rivers acabaron en la NFL aunque sin duda, el mozalbete de Decatur, ganó en longevidad en la liga. 

También se vio inmerso en uno de los mayores escándalos a nivel colegial del siglo XXI. Se le llamó el JetGate y fue tal el escándalo que el entonces presidente de Auburn, William Walker y el director deportivo, David Housel perdieron sus trabajos respectivamente. 

Básicamente lo que ocurrió fue que tras una no muy buena temporada de Auburn, estas dos personas pensaron en sustituir a Tommy Tuberville por el entonces entrenador de Louisville, Bobby Petrino (antiguo componente del cuerpo técnico de Tuberville en Auburn), el cual tuvo que asumir sus acciones y pedir perdón tanto a sus jefes como a toda la hinchada de los Louisville Cardinals. 

El JetGate, en vez de debilitar a nuestro protagonista, le hizo más fuerte. Y sobre todo hizo más fuerte a su equipo, puesto que al año siguiente, hizo la temporada perfecta. La temporada del 13-0. La temporada de la Sugar Bowl.

Pero al final todo tiene su desgaste. Todo pasa factura y al final, tras un 5-7 en 2008, fue el propio Tuberville quien optó tras sopesar fríamente dar un paso al lado, dejar de ser el entrenador de los Tigers y tener un año de descanso. Esta vez no hubo ni bomba de humo, ni nada por el estilo

Jason Campbell & Coach Tuberville en la Sugar Bowl – usatoday.com

EL RETO IRRESISTIBLE

Se suele decir que la oportunidad la pintan calva. Tras haberse tomado (y respetado) el año de asueto que había dicho que se tomaría, surgió una oferta un tanto irresistible. Mike Leach había sido despedido ( de manera justa o injusta, que juzgue quien conozca el caso) y el puesto de Head Coach de Texas Tech quedaba libre. Tommy Tuberville mostró interés en el puesto y en menos de diez días, se encontraba en Texas, más concretamente en Lubbock, siendo presentado a la prensa como nuestro entrenador de los Red Raiders. 

Durante su etapa como Red Raider, dejó su impronta, su marca de la casa. El primer año ganó la primera TicketCity Bowl, con un Taylor Potts a los mandos de la ofensiva a un grandísimo nivel. Ya no solo eso sino que elevó el nivel tanto en scouting como en reclutamiento. Pero a veces, las cosas malas pesan más que las buenas y en este caso, quizás se le recuerde más por el episodio que tuvo lugar en un partido contra Kansas. 

“Grita a tu asistente todo lo que quieras, pero no le toques” 

Pongámonos en situación. Ataca Texas Tech en 3&5. No consiguen hacer primer down y se queda en 4&1. Riverboat Gambler quiere jugar, pero la confusión se apodera de la ofensiva. Empiezan a salir y a entrar jugadores hasta que vuelva un pañuelo. Formación ilegal. Tuberville está encolerizado y la paga con uno de sus asistentes, Kevin Oliver, al cual se dice que abofeteó. El entrenador explicó en rueda de prensa el incidente. Decía que quería agarrarle de la camisa y sacarlo del campo porque estaba dentro, pero falló y así fue como le quitó los cascos. Que no había más, que había fallado. Por supuesto pedía disculpas por el episodio acontecido. Quería ser un ejemplo para sus hijos y con esas acciones no lo era.

Pero para unos cuantos había más. Se recordaba mucho a Mike Leach en Texas Tech. La huella que había dejado es imborrable. A día de hoy, aún lo es más. Mike Leach había sido despedido por unas acusaciones que a día de hoy está intentando demostrar que son falsas. Y conociendo como se conoce a Mike Leach no parará hasta limpiar su nombre. Le habían despedido acusándolo de abuso de uno de sus receptores. Una acusación que nunca fue demostrada y que con el paso del tiempo bastantes personas decían que no era cierta. Aquí lo que había hecho Tuberville se podía ver. Mucha gente comparaba este episodio con el de Mike Leach… 

Esto pasó un 10 de noviembre. El 10 de diciembre, nuestro querido senador, estaba en otra universidad tras una bomba de humo mítica…

Esta bomba de humo merece ser contada de manera exclusiva, así que… a ello nos ponemos.

 

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LA SEGUNDA BOMBA DE HUMO

Hay muchas historias que merecen ser contadas, y esta es una de ellas. Sencilla a la par que cómica. Bien sabe mucha gente que me gustan estas cosas y más aún enrollarme hablando de ellas, pero procuraré ser breve e ir al grano.

Nuestra historia comienza en la coqueta localidad de Lubbock, situada en el estado de la estrella solitaria y más concretamente en el restaurante 50 yard line. Este restaurante, que ya cerró de manera permanente, cuenta entre sus paredes una de las historias más dantescas que se pueden contar a día de hoy. 

En la localidad de Lubbock, se encuentra la universidad de Texas Tech, actualmente conocida por ser el alma mater de Kliff Kingsbury y de Patrick Mahomes, por poner un ejemplo. 

Rondaba el año 2012 cuando en este restaurante se juntaron Javess Blue, Sunny Odogwu y Devonte Danzey. Se trataba de una cena de reclutamiento y allí se encontraban entre 8 y 10 entrenadores de Texas Tech, vendiendo el programa de la universidad. A la cabeza de todos estos entrenadores, el jefe supremo, Tommy Tuberville. Durante la cena hubo una pregunta que Danzey realizó y que había hecho en otras entrevistas. Más concretamente a Charlie Weis, entrenador de la universidad de Kansas y a Dana Holgersen, de la universidad de West Virginia. Se podría resumir en:

 

¿Qué hora es?

Patatas traigo.

 

La cuestión es que Danzey preguntó que cuánto tiempo esperaban estar en su puesto si no eran despedidos, ya que quería conocer el vínculo que podrían llegar a tener. Esa relación de jugador – entrenador que puede brotar, como la de alumno – maestro. A fin de cuentas hay muchísimas relaciones que nacen en College de esta manera y acaban en una gran amistad. 

La respuesta del entrenador no fue la esperada. No tenía absolutamente nada que ver, como ya os podéis imaginar. En esa respuesta estaba incluido casi su curriculum vitae. Había entrenado a Auburn, a Ole Miss… había sido asistente en la universidad de Miami… había reclutado a Ray Lewis… 

No, no era la respuesta que Danzey, al igual que Blue y Odogwu esperaban. Pero procedieron a disfrutar de una cena, ya que iban a hacer el tour por el campus a la mañana siguiente y ver las bondades que Texas Tech les ofrecía tanto a nivel académico, deportivo, como de instalaciones. 

El propio Dazney recordaba que, mientras la camarera les llevaba la comida pedida, pensaban que Coach Tuberville estaba en el baño. Nada más lejos de la realidad. Tommy Tuberville había hecho lo que se dice una “bomba de humo”. Había desaparecido por completo. Se quedaron muy sorprendidos, pero siguieron con la cena y esperaron al próximo día. 

Al día siguiente, durante el tour por el campus, esperaron poder ver al entrenador. Y de nuevo, nada más lejos de la realidad. Lo que se encontraron fue un desconcierto tremendo. Chris Thomsen, el entrenador de línea ofensiva fue el encargado de dar las noticias. 

Resultaba que Tommy Tuberville había aceptado el puesto de entrenador de los Cincinnati Bearcats. La escena debió ser tremenda. Con todo el desbarajuste, ojipláticos quedaron los muchachos en medio del tour…

Dicen que los jugadores de esa temporada estaban en shock con la noticia puesto que no la esperaban. Aun así todo continuó conforme a lo estipulado en cuanto a la visita se refiere. Incluso al ocio nocturno que tuvieron.

Unos cuantos muchachos de los que iban detrás, estaban allí, en el campus universitario de Texas Tech, visitándolo y viendo sus posibilidades, cuando de repente, acontece una bomba de semejantes dimensiones. 

Esto hizo que el futuro se replanteara de otra manera. El recién llegado Chris Thomsen (solo llevaba esta temporada y sería la última en Texas Tech) tuvo que lidiar con una papeleta tremenda. Pasó a ser entrenador interino de los Red Raiders para acabar la temporada. Su sucesor, Kliff Kingsbury. 

Sunny Odogwu, acabó marchándose a los Hurricanes donde en 2016 terminó siendo titular, pero una lesión cortó su progresión. Entró en el transfer portal y en UCLA donde jugó en equipos especiales, de tight end bloqueador y de reserva de línea.

Javess Blue acabó siendo el mejor receptor de los Kentucky Wildcats y le valió para llegar a la NFL, donde no tuvo fortuna en los Green Bay Packers, ya que acabada la pretemporada de 2015, fue cesado. Lo volvieron a firmar pero fue cortado definitivamente a finales de septiembre de ese mismo año

En cuanto al que contaba esta historia, como es Devonte Dazney (no confundir con el nombre de Devonta, que está muy en boca a día de hoy), rechazó la oferta de Texas Tech como puede ser lógico al final. También rechazó alguna más como fueron las de Kansas o Washington State. Acabó aceptando la que tenía de Auburn. Aquel equipo de Auburn que tenía como entrenador a un recién llegado al cargo como Gus Malzhan. Seguro que nuestros muchachos de #CoollegeNation alguna vez hablarán de él en su especial llamado “Cooaches”. En Auburn, Devonte terminó rotando con Alex Kozan en el puesto de Left Guard, aunque Devonte también estaba en el center como backup y en el Left Guard. Era uno de los encargados de abrir huecos a Kerryon Johnson (actual RB de Detroit Lions).

No os creáis que no dejamos de lado al protagonista. En lo que a Tommy Tuberville respecta, tras dar la espantada y marcharse a los Bearcats, permaneció en Cincinnati cuatro temporadas, donde perdió tres Bowls. Tras la cuarta temporada y un balance de 4-8 dejó el cargo y su sucesor fue Luke Fickell, que se impuso en las quinielas al hoy entrenador de Minnesota Golden Gophers, P.J. Fleck. 

Se dice que hubo 2.2 millones de razones para marcharse de Texas Tech. Se comenta también, que se marchó porque estaba cerca de Guilford, Indiana, de donde es su mujer. También dicen que tenía que llenar un hueco que difícilmente se podía llenar como era el dejado por Mike Leach. Dijese lo que se dijese, el caso es que Tuberville se marchó, y acabado su periplo como entrenador, se metió en política. Y realmente el cambio de entrenador de football a político no le ha ido nada mal, puesto que a día de hoy es un Senador del Congreso, por parte del partido republicano y representando al estado de Alabama.

El senador Tuberville habló tiempo después sobre lo acontecido con todo esto. Se defendió diciendo que no les decía adiós ni nada por el estilo puesto que se iban a quedar los siguientes dos días y que su labor era tratar con los padres y que solo había un padre. También agregó que no hubo contactos con Cincinnati hasta el sábado por la mañana, que fue cuando recibió la llamada, a pesar de no estar buscando trabajo alguno.

Al final, lo que queda claro es que si siguiera entrenando a día de hoy, Tommy Tuberville, aparte de nombrar a Ray Lewis, también se daría golpes en el pecho diciendo que entrenó a Chris Moore.

 

El lugar de los hechos… – lonestar995fm.com

“UNO NO ES DE DONDE NACE, SINO DE DONDE PACE”

A día de hoy poco importan sus logros a nivel deportivo. Poco importan esas bombas de humo, esos reclutamientos increíbles o las bowls conseguidas así como sus logros individuales. Poco importa a quien vino a sustituir o a quien llegó a golpear. A día de hoy, Tommy Tuberville, está donde quiere estar. Está donde tiene ese sentimiento de pertenencia. Como muy bien dice el refrán, “uno no es de donde nace, sino de donde pace”. No sabemos en qué resultará la llamada de aquel 6 de enero, ni tampoco en el desenlace de su carrera política. Lo que sí sabemos y por aquello por lo que será recordado el senador Tommy Tuberville en su querida Alabama es por su platónico, desinteresado, apasionado e incondicional amor al sur.

El amor sureño de Coach Tuberville – slate.com