Desde Coollege y Spanish Bowl, proseguimos con nuestros artículos que resumen la temporada 2019 en College Football. En esta nueva entrega, nos dirigimos al sur y medio oeste para disfrutar de la Big XII Conference. Una conferencia dominada por el espectáculo, los explosivos ataques, las puntuaciones desmesuradas y la práctica ausencia de defensas.

¡Agarrad bien las bridas de vuestra montura! Galopamos hacia el salvaje y peligroso midwestern. Bienvenidos a los duelos al sol de la Big XII.

 

 

TEMPORADA 2019

Campeón: OKLAHOMA SOONERS

Subcampeón: BAYLOR BEARS

 

ADN.

La Big XII Conference integra la Division I de la NCAA y es considerada una de las Power Five Conferences. Su sede se encuentra en la localidad de Irving, ciudad perteneciente al condado de Dallas (Texas). Su creación data del 25 de febrero de 1994, viendo la luz sus competiciones deportivas el 31 de agosto de 1996. En un primer momento, estaba integrada por los ocho programas miembros de la Big Eight Conference, a los que se anexionaron posteriormente los cuatro integrantes de la extinta Southwest Conference.

Estos doce programas fueron los pioneros de la conferencia, pero -entre 2011 y 2012- cuatro programas abandonaron y dos la renovaron, fijando el número actual de diez integrantes. De ahí la explicación de Big XII para una conferencia disputada por diez programas.

Los rasgos diferenciales de esta conferencia son bien conocidos: rivalidades enconadas (hay que destacar el duelo ancestral entre Texas Vs Oklahoma –el aclamado Red River Showdown-, así como los enfrentamientos estatales entre los equipos de Oklahoma, Texas o Kansas), sistemas de juego caracterizados por una primacía del aspecto ofensivo, marcadores muy abultados y engranajes defensivos muy pobres.

Mención aparte debe recibir la Big XII como una de las conferencias donde el sistema ofensivo Air Raid vivió sus momentos más álgidos de la mano del espectacular y alabado Mike Leach, de Lincoln Riley (en sus inicios), de Seth Littrell, de Art Briles, de Mike Gundy, de Dana Holgorsen, de Kliff Kingsbury, de Ruffin McNeil o de Sonny Dykes, entre otros. Leach fue uno de los creadores de este sistema de ataque, caracterizado por una formación shotgun con cuatro receptores y un corredor.

 

Mike Leach, uno de los precursores del sistema Air Raid / footballscoop.com

 

Todas sus variantes ofensivas serán prototípicas del ataque run & shoot, con dos receptores exteriores y dos slots receivers. Oklahoma Sooners, Texas Tech Red Raiders, Baylor Bears, West Virginia Mountaineers, Oklahoma State Cowboys o TCU Horned Frogs vivieron o viven la emoción de este vibrante, mágico y épico sistema ofensivo. A pesar de que no formaran parte de esta conferencia, hablar de Air Raid entraña recordar a los sobresalientes entrenadores Hal Mumme y Tony Franklin.

Actualmente, la conferencia sufre la tiranía de Oklahoma Sooners, de la mano del excelso Lincoln Riley y de sus espectaculares recruitings (recuérdese a jugadores de la categoría de Adrian Peterson, Sam Bradford, DeMarco Murray, Joe Mixon, Baker Mayfield, Mark Andrews, Kyler Murray, Kenneth Murray o CeeDee Lamb). El programa situado en la localidad de Norman (ubicada en el centro del estado) aúna trece títulos de conferencia (los cinco últimos consecutivos) y amenaza con seguir dominando la conferencia. El último campeón no sooner fue un título ex aequo de Baylor y TCU en 2014. Texas Longhorns es el segundo programa más laureado con tres campeonatos conferenciales y se postula como la alternativa más seria para acabar con la hegemonía de los Sooners.

 

En la Big XII compiten diez equipos, sin reparto divisional:

 

  • 1) Oklahoma Sooners (12-2); 2) Baylor Bears (11-3); 3) Texas Longhorns (8-5); 4) Oklahoma State Cowboys (8-5); 5) Kansas State Wildcats (8-5); 6) Iowa State Cyclones (7-6); 7) West Virginia Mountaineers (5-7); 8) TCU Horned Frogs (5-7); 9) Texas Tech Red Raiders (4-8); 10) Kansas Jayhawks (3-9). 

 

Los diez pistoleros de la BIG XII /
heartlandcollegesports.com

 

Analizaremos la campaña 2019 de cada programa miembro de la Big XII Conference, tomando como referencia una clásica película western con la que podremos establecer una analogía. Cabalguemos juntos y sin miedo hacia la indómita Big XII…

 

 

LA DILIGENCIA: OKLAHOMA SOONERS. 

La mítica cinta de John Ford, protagonizada por Claire Trevor y John Wayne, y considerada -por muchos críticos cinematográficos y espectadores- como el mejor western de todos los tiempos será el mejor referente para calificar la temporada de los Sooners.

Nada pudo hacer zozobrar el firme tránsito del Sooner Schooner por los caminos de la conferencia. Baylor se postuló -al igual que el apache Gerónimo en la joya de Ford- como el más enconado rival. A pesar de algún sobresalto hacia la mitad de temporada (recuérdese el upset en Manhattan frente a Kansas State y el brillante desempeño de su QB Skylar Thompson), el deambular de Oklahoma al final de la liga regular, las dudas en la dirección del ataque de la mano de Jalen Hurts y los colapsos puntuales en determinados encuentros (Iowa State y TCU), el equipo de Lincoln Riley fue el menos malo, se aprovechó de los infantiles errores de Baylor -en el partido de regular season y en el Championship- e hizo lo justo para campeonar nuevamente.

CeeDee Lamb, Kennedy Brooks, Jalen Hurts, Kenneth Murray –en la parcela defensiva- y, sobre todo, la magistral dirección -otra campaña más- de Lincoln Riley fueron los mimbres básicos para confeccionar un nuevo cesto conferencial… y ya van trece.

Otro cantar supuso la seminal de Playoffs, donde el actual campeón LSU destrozó al conjunto de Riley, viéndose, a las claras, las costuras que, intermitentemente, se vinieron observando a lo largo de la campaña. 63-28, partido roto al principio del segundo cuarto y derrota dolorosísima.

A pesar de lo que indican sus números (3851 yardas aéreas, 32 TDs por aire, 1298 yardas terrestres, 20 TDs por tierra y ocho interceptaciones), la temporada de Jalen Hurts nos deja muchas sombras y pocas luces. Nadie puede discutir al mariscal de campo nacido en Houston (Texas), la mejora de su juego con respecto a sus pasadas campañas en Tuscaloosa, un espectacular desempeño como QB corredor y un liderazgo en el ataque sooner -mando y liderato que, en muchos momentos, pudo tumbar las esperanzas de Playoffs del programa anclado en la localidad de Norman-.

Hurts se benefició enormemente de dos aspectos brillantes: de un lado, el magistral entramado y sistema ofensivo diseñado por el prestidigitador Lincoln Riley; por otra parte, de la impresionante capacidad de sumar yardas tras recepción del excepcional receptor CeeDee Lamb.

No obstante, lecturas horribles en determinados momentos del partido, un brazo con una precisión que brilla por su ausencia, nula actividad aérea en la semifinal frente a LSU… son algunos de los aspectos que siguen presentes en nuestras retinas. Jalen ha sido elegido en segunda ronda del NFL Draft por Philadelphia Eagles y deberá tener su oportunidad. Doug Pederson afirma tener un claro plan para él. Solo nos queda esperar acontecimientos…

En el capítulo áereo, CeeDee Lamb se erigió, por sí mismo, en la punta de lanza más peligrosa del entramado ofensivo. Fue, sin ninguna duda, el mejor compañero de Jalen Hurts, no solo en el emparrillado, sino también en su stock de cara al NFL Draft. Sus 1237 yardas y 14 anotaciones distan mucho de ejemplificar lo que realmente CeeDee significó para el ataque sooner. Vestido con la elástica de los Cowboys y portando el número 88 -dorsal reservado para los grandes en Arlington-, Lamb se prepara para deslumbrar en el mundo profesional.

Charleston Rambo fue el segundo gran estilete en el esquema ofensivo de Riley, siendo responsable de 743 yardas y 5 anotaciones por aire. Rambo entra en su año junior y debe asumir el liderazgo y ocupar el rol que antes desempeñaran CeeDee Lamb y Marquise Brown.

En la parcela terrestre, Jalen Hurts fue el gran corredor de Oklahoma -como ya hemos apuntado anteriormente-, aunque Kennedy Brooks lo secundó brillantemente. El natural de Mansfield (Texas) logró 1011 yardas y 6 anotaciones, y será, sin duda, la estrella del ataque por tierra de los Sooners en 2020. El corredor senior Rhamondre Stevenson (515 yardas, 6 TDs) -a pesar de su sanción- es uno de los jugadores más talentosos del roster y también cumplirá una labor importante en el backfield.

 

Imparable la diligencia sooner / bigonsports.com

El inicio de campaña fue espectacular para las huestes de Lincoln Riley, sorprendiendo enormemente desde el punto de vista defensivo. Una inusual ferocidad y agresividad de la zaga catapultó al conjunto sooner a siete victorias consecutivas. Los dos eslabones que vertebraban todo el engranaje defensivo fueron el LB Kenneth Murray (102 tackles y 4 sacks) y el Nose Tackle Neville Gallimore (30 tackles y 4 sacks).  Las pérdidas de Murray y Gallimore serán muy duras para la zaga de Oklahoma.

Sin embargo, Alex Grinch ya tiene un plan y unos nombres sobre la mesa. El DL senior, Ronnie Perkins, deberá ser más productivo en el pass-rush y ser mordaz contra la carrera; el LB rs-Senior, Caleb Kelly, quizá sea el perfecto sustituto de Kenneth Murray y se convierta en uno de los grandes líderes defensivos; el CB senior, Tre Brown, uno de los jugadores más físicos del programa también dará mucho que hablar en 2020; además, los safeties Delarrin Turner-Yell y Pat Fields, así como el LB Nik Bonitto deberán aportar desde el minuto 0.

Riley, de la mano de Spencer Rattler –nueva cara en la dirección del ataque-, deberá aprender de los errores pretéritos e implementar los aspectos ofensivos y, sobre todo, defensivos para sumar el decimocuarto título en la conferencia y presentar sus credenciales en una nueva edición de Playoffs.

 

 

 

POR UN PUÑADO DE DÓLARES: BAYLOR BEARS.

Por un puñado de dólares (60 millones de dólares, siete años de contrato y plenos poderes), Matt Rhule puso fin a su periplo de tres años en Waco y ya ejerce como comandante en jefe en Carolina Panthers. Un trienio en el que el entrenador nacido en La Gran Manzana volvió a reconstruir -tras hacerlo con Temple– un programa de fútbol universitario. Baylor se quedó a un tiro al pie (sendos partidos contra Oklahoma) de hacer historia y llevarse el título de la Big XII. La All State Sugar Bowl frente a Georgia fue una cura de humildad (26-14) y las huestes de Rhule jamás estuvieron en disponibilidad de poner en aprietos a los Bulldogs.

Por un puñado de dólares, Dave Aranda renunció a continuar siendo el Coordinador Defensivo de los actuales campeones, los Tigers, y ya luce como el flamante nuevo Head Coach del programa de Waco. El listón está muy alto, pero Aranda posee los conocimientos, los mimbres y la confianza necesaria para continuar la excelente labor de Matt Rhule. De su mano llega el siempre polémico y controvertido Larry Fedora, que posee la experiencia necesaria, tras ser entrenador en jefe de Southern Miss (2008-2011) y North Carolina (2012-2018). La parcela ofensiva quedará en sus manos y Aranda podrá centrarse en apuntalar la zaga bear.

Charlie Brewer supo comandar excelentemente la nave de los oseznos, consiguiendo 3161 yardas aéreas, un 64’5% de pases completados, 21 pases de TDs y 7 interceptaciones, complementando sus números con 344 yardas terrestres y 11 anotaciones. Galopando sobre las espaldas de Brewer, los Bears obtuvieron nueva victorias y media consecutivas. ¿Y media? Efectivamente, en el primer duelo de la temporada ante los Sooners, los de Waco tenían totalmente controlado el encuentro al descanso, pero un cortocircuito total fulminaría las esperanzas del programa de Texas e insuflaría vida a unos pupilos de Riley que yacían inertes al término del segundo cuarto.

La mala suerte acompañaría a Charlie en el Championship, cayendo lesionado a las primeras de cambio y dejando una dura papeleta para Gerry Bonahon y Jacob Zeno. Aún con todo el grotesco azar en su contra, Baylor estuvo a punto de hacer morder el polvo a Oklahoma. Brewer entrará en su año senior y deberá asumir el liderato en las operaciones ofensivas. Si flaquea, Jacob Zeno se postularía como un útil aspirante al mismo.

El backfield de los Bears fue un comité con dos agentes fundamentales: John Lovett (655 yardas y 5 TDs) y Jamycal Hasty (627 yardas y 7 anotaciones), aunque Brewer fue el jugador con más anotaciones -tal y como ya hemos comentado-. Hasty ya luce el dorado y rojo en Santa Clara, dejando a Lovett como la principal referencia terrestre de Baylor. Lovett puede erigirse en uno de los corredores más productivos de cara a la temporada 2020.

Denzel Mims lució a un nivel brillantísimo y ya luce como el receptor uno de New York Jets y el compañero ideal para que Sam Darnold vea menos fantasmas. Su temporada fue sencillamente magistral, su colocación, su productividad en la red zone y unas manos que lo atrapaban absolutamente todo hicieron de él uno de los mejores receptores de la clase. Sus estadísticas así lo avalan: 1020 yardas y 12 anotaciones. Tyquan Thornton fue un fiel escudero de Mims, aportando 782 yardas y 5 TDs. El WR, que entra en su año junior, debe dar un paso adelante y convertirse en el principal arma ofensiva de los Bears. R.J. Sneed también aportó en 2019 y será el otro estilete aéreo del esquema ofensivo de Larry Fedora.

 

Nueva e ilusionante era en Waco / dallasnews.com

 

Tres grandes pérdidas sufrirá Dave Aranda en defensa con respecto a la pasada campaña. En efecto, el DT James Lynch, el tackle defensivo Bravvion Roy y el LB Clay Johnston ya están camino de la NFL. Lynch fue responsable de 41 tackles y la impresionante cifra de 13’5 sacks; Roy se va junto a Rhule a Charlotte, siendo agente activo de 61 tackles y 5’5 capturas. Por su parte, Johnston –a pesar de su lesión- contribuyó con 58 placajes y 2’5 sacks.

A estas pérdidas hay que sumar las de Chris Miller, Jordan Williams, Blake Lynch o Henry Black. Toca reconstrucción defensiva total. Aunque si algo sabe Aranda es de esquemas ofensivos. Solo hay que echar la vista atrás y observar la evolución de la zaga de LSU bajo su cargo. No todas las noticias son malas para Dave, pues conserva al LB Terrel Bernard, que -en su año sophomore- ya se convirtió en el jugador con más placajes del equipo (112 tackles y 4’5 sacks).

Temporada compleja la que se presenta en Waco, principalmente en la parcela defensiva. Aunque tener al mejor Coordinador Defensivo de la liga -con el permiso de Venables- supone la mejor noticia para la futura reconstrucción. El ataque de Baylor puede y debe seguir rindiendo a buen nivel, aunque todo parece indicar que los Bears deberán esperar un año más para aspirar a derrocar a los Sooners.

 

 

 

SOLO ANTE EL PELIGRO: TEXAS LONGHORNS.

Al igual que Gary Cooper, parece que así se encuentran los Longhorns: solos ante el peligro que supone un nuevo entorchado de Oklahoma. Mucho esperábamos de Tom Herman y sus pupilos la pasada campaña, pero las tempranas derrotas ante LSU y Oklahoma hicieron zozobrar a un programa a la deriva, que terminó encontrando su rumbo en una meritoria Álamo Bowl, donde vapulearon 38-10 a Utah Utes.

Una vez más -y ya van…-, Texas se presenta como la principal alternativa a Oklahoma. Siempre decimos que este es el año… por el bien de la Big XII esperemos que este sea definitivamente el momento del programa sito en Austin (Texas).

Sam “Todo Pundonor” Ehlinger volvió a convertirse en el líder indiscutible de Texas. Rezuma amor por los Longhorns en cada centímetro de su cuerpo. Vive por y para los Longhorns. Aún revive en nuestro pensamiento ese duelo en OK Corral frente a Joe Burrow, un duelo de pistoleros, que nos ofreció una de las mejores versiones de Ehlinger de la temporada. Sus números fueron brillantes: 3663 yardas por aire, 32 TDs, 663 yardas terrestres, 7 anotaciones y 10 interceptaciones.

Ehlinger lo dio absolutamente todo, siendo su letal conexión con Devin Duvernay lo mejor de la temporada, aunque quizá el ataque terrestre y, sobre todo, un plus defensivo hubieran sido vitales para una mejor temporada. Ehlinger entrará a su año senior con la difícil papeleta de destronar a Oklahoma y, nuevamente, necesitará de algo externo a él -el entramado defensivo- para salir victorioso de tan ardua papeleta.

 

Ehlinger, el pistolero de Austin / theringer.com

 

Keaontay Ingram –quizá debido a sus problemas físicos- fue muy intermitente, ofreciendo recitales y encuentros para olvidar. Sus estadísticas (853 yardas y 7 anotaciones, más tres TDs de recepción) están muy lejos de lo que realmente se espera de él. Su temporada junior deberá ser la de su total consagración. El freshman Roschon Johnson, QB reconvertido a corredor, fue una de las grandes noticias para el programa de Austin. Demostró ser un arma poderosísima por tierra, contribuyendo con 649 yardas y 7 TDs y aportando además una anotación por aire. Es una incógnita su desempeño esta campaña, aunque todo parece indicar que seguirá aportando al juego terrestre.

El agente aéreo fundamental y mejor socio de Ehlinger fue, sin duda, Devin Duvernay, que deslumbró desde el slot. Sus números fueron sensacionales, superando con creces las mil yardas de recepción (1386) y casi llegando a los dobles dígitos, aunando TDs aéreos y terrestres (10). Se esperaba muchísimo más de Collin Johnson en su último año en Austin y su productividad fue muy escasa: 559 yardas y tan solo 3 TDs. El altísimo Brennan Eagles (6’4”), que ya aportó 622 yardas y 6 anotaciones, deberá erigirse en la gran referencia de Ehlinger, al igual que los prometedores Jake Smith -que en su año freshman ya consiguió 274 yardas y 6 anotaciones- y Malcolm Epps (232 yardas y 2 TDs).

La joven zaga longhorn deberá dar un paso adelante, dejar la bisoñez a un lado y contribuir al máximo al objetivo final: destronar a Oklahoma. Todd Orlando solo pierde a Brandon Jones, regresando la práctica totalidad de la unidad defensiva: el safety sophomore Caden Sterns (59 tackles, 1 sack), el LB sophomore Joseph Ossai (90 placajes, 5 capturas), el DB junior Chris Brown (46 tackles, 1 interceptación) o el LB freshman Ayodele Adeoye (45 placajes, 2’5 capturas) necesitarán dar su mejor versión.

CENTAUROS DEL DESIERTO: KANSAS STATE WILDCATS.

Defensa y carrera fueron los fundamentos básicos, los cánones más ortodoxos que utilizó Chris Klieman en el año post-Bill Snyder. Aspectos clásicos del juego que nos hacen recordar a los ingredientes más puros y esenciales de los western, la esencia misma utilizada por John Ford y John  Wayne en su mítica cinta de 1956.

La irregularidad fue otra de las claves del programa de Manhattan, que aunó victorias magistrales con derrotas completamente absurdas. Tras arrancar la temporada con tres victorias (una de enorme prestigio ante Mississippi State), llegaron dos apabullantes derrotas ante Oklahoma State y Baylor. El camino del triunfo volvía a mostrarse con grandes partidos ante TCU, Kansas y, sobre todo, Oklahoma.

Un encuentro ante los Sooners, que dejó ver todas las debilidades del conjunto de Riley, y donde Skylar Thompson se ganó un puesto en el Olimpo de las celebridades de los Wildcats. Siguieron dos reñidas derrotas ante Texas y West Virginia, junto a dos triunfos sobre Texas Tech y Iowa State, que significaron un pase a una Autozone Liberty Bowl, donde serían superados por Navy (20-17). Gran primera temporada de Chris Klieman.

Skylar Thompson fue el máximo referente por aire… y por tierra, aunando auténticas exhibiciones con partidos para olvidar. Thompson tuvo mediocres estadísticas aéreas (2315 yardas, 12 anotaciones y 5 interceptaciones), pero sobresalientes números terrestres (406 yardas, 11 TDs). Entrará a su año senior con un plan claro: correr mucho y pasar lo justo y necesario.

 

La unión hace la fuerza: K-State Wildcats / @atteberry5573

 

James Gilbert –undrafted de LA Rams- no aportó lo que se esperaba de él y solo fue responsable de 737 yardas y 6 TDs. Jordan Brown aportó 380 yardas y 4 anotaciones. Sin embargo, el futuro del poderoso backfield de Kansas State residirá en Harry Trotter (263 yardas y 3 anotaciones), en Tyler Burns (2 anotaciones) y, sobre todo, en  los prometedores freshmen Jacardia Wright y Joe Ervin.

Dalton Schoen (579 yardas, 4 TDs) -nuevo jugador de LA Chargers-, el freshman Malik Knowles (397 yardas, 3 anotaciones) y Wykeen Gill (273 yardas, 2 TDs) fueron los referentes de un pobre juego aéreo. Sin duda, Knowles deberá reclamar su lugar y erigirse en la máxima referencia por aire la próxima temporada.

La unión hace la fuerza y el esfuerzo defensivo estuvo muy repartido en el sistema defensivo diseñado por Klieman. Prácticamente no hubo un jugador destacado, siendo los LBs Elijah Sullivan y Da’Quan Patton, así como los DBs Denzel Goolsby y Wayne Jones las armas más fructíferas.

Implementar el juego terrestre, consolidar esa aguerrida y férrea defensa y, sobre todo, ser más regulares y constantes serán las premisas obligatorias para Chris Klieman de cara a 2020.

 

 

 

CHUBA DESENCADENADO: OKLAHOMA STATE COWBOYS.

Al igual que en la película de Quentin Tarantino, Mike Gundy debe desencadenar y dar plenos poderes a Chuba Hubbard, lo que le permitiría mejorar incluso sus excelsos números de 2019. Otra excepcional temporada del corredor canadiense no solo supondría que los Cowboys pudieran jugar de tú a tú a cualquier equipo de la Big XII, sino que el propio Chuba estaría en condición de disputar la elección como primer RB del NFL Draft a Travis Etienne.

Fue una temporada con un claro guión para las huestes del controvertido Gundy: se ganaron los partidos a priori más factibles (a excepción hecha de la inesperada derrota frente a Texas Tech) y se perdieron los partidos más complejos (Texas, Baylor, Oklahoma y la Texas Bowl ante Texas A&M). En muchos momentos de la campaña, se echó de menos un mayor esfuerzo defensivo, pero el ADN de los Cowboys está muy claro: atacar, atacar y atacar.

Spencer Sanders realizó una intermitente temporada freshman. Supo liderar al equipo y, como todo jugador novato, tuvo sus luces y sus sombras (2065 yardas, 16 pases de TD, 628 yardas terrestres, 2 anotaciones y 11 interceptaciones). Esta deberá ser la campaña de su consolidación: Gundy confía en él, conoce a la perfección el variado playbook ofensivo, recupera a Tylan Wallace como mejor socio por aire y tiene a un animal llamado Chuba Hubbard.

 

Chuba, desencadenado / fansided.com

 

Chuba simplemente rozó la perfección. En ciertos partidos, se multiplicó y se convirtió en el único referente ofensivo del equipo. Sus 2094 yardas, 21 TDs y una media de 6’4 yardas por acarreo nos sitúan ante un jugador descomunal que puede brillar en el mundo profesional. Gundy y toda la fanaticada del programa anclado en Stillwater se frotan las manos esperando un 2020, que puede significar la consagración del canadiense en el Parnaso de los jugadores colegiales y quizá ¿una nominación al Heisman Trophy?

Tylan Wallace volverá en plenitud la próxima campaña y esa será una de las noticias más celebradas en Stillwater. En tan solo ocho partidos consiguió 53 recepciones, 903 yardas y 8 anotaciones. La dupla Hubbard-Wallace puede ser sencillamente espectacular. En su ausencia, el junior Dillon Stoner (599 yardas y 5 TDs) y el sophomore Braydon Johnson (475 yardas y 4 TDs) lo hicieron realmente bien, y pueden consolidar un cuerpo de receptores que, sencillamente, aterrorizará a las secundarias rivales.

La zaga cowboy vuelve al completo (a excepción de A.J. Green) y hemos de esperar un paso adelante, otorgando mayor seguridad al equipo. Esa debe ser la consigna del Coordinador Defensivo, Jim Knowles, para intentar que Oklahoma State tenga opciones por disputar la conferencia. El safety Malcolm Rodríguez (103 tackles, 1’5 sacks, 1 interceptación), el LB canadiense Amen Ogbongbemiga (100 placajes, 5 sacks, 1 interceptación) y la brillante secundaria (Kolby Harvell-Peel, Tre Sterling, Rodarius Williams y Jarrick Bernard) deberán asumir el mando e implementar el engranaje defensivo de Knowles.

 

 

 

DOS HOMBRES Y UN DESTINO: IOWA STATE CYCLONES.

Dos hombres y un destino… exactamente esa máxima puede resumir, a la perfección, el sino del programa sito en Ames dentro de la Big XII. Como ya hiciera George Roy Hill a la hora de seleccionar a Robert Redford y Paul Newman para interpretar el papel de esos célebres pistoleros y asaltantes de bancos, Butch Cassidy y The Sundance Kid, en su obra maestra de 1969, los dirigentes de Iowa State tienen plena confianza en su Head Coach, Matt Campbell, y en su prometedor QB, Brock Purdy, para reverdecer viejos laureles.

Fue una campaña irregular para las huestes de Matt Campbell: se perdió el Cy-Hawk Trophy (ese derbi contra el eterno rival, Iowa Hawkeyes), los a priori “cocos” de la conferencia se llevaron el triunfo por marcadores muy ajustados, solo se obtuvo una victoria de gran prestigio ante Texas y la apabullante derrota ante Notre Dame dejó un regusto amargo a la temporada. Analizando fríamente la campaña, esta no fue nada mala y resulta muy esperanzadora, pues -salvo el último partido de la liga regular ante Kansas State y la Camping World Bowl frente a Notre Dame- las derrotas fueron por menos de una anotación. 2020 debe ser el año para el programa de Ames, y Purdy y Campbell deben ser sus máximos agentes en la consecución del mismo.

Brock Purdy estuvo sencillamente sobresaliente en su temporada sophomore –su definitiva consagración tras su buen hacer en su año freshman-. Supo asumir la responsabilidad, cargar con el equipo en los momentos buenos y malos, aunque, en ocasiones, se vio un poco solo. Este tercer año deberá ser decisivo de cara a dar el salto al circo de la NFL. En Coollege, confiamos plenamente en él y estamos seguros que será un mariscal de campo decisivo en 2020. Sus números son extremadamente interesantes: 3982 yardas aéreas, 65’7% de pases completados, 27 TDs, 249 yardas terrestres, 8 anotaciones y 9 interceptaciones. El futuro de los Cyclones pasa por sus precisos y certeros pases.

 

El mesías de Ames / burntorangenation.com

 

La temporada freshman de Breece Hall fue muy esperanzadora (897 yardas, 9 TDs, 252 yardas de recepción, 1 anotación). La misión era ardua y compleja -hacer olvidar a David Montgomery- y el natural de Wichita va camino de llenar el anhelo de los aficionados cyclones tras la marcha de David a Chicago. 2020 puede ser un año brillantísimo para Breece. Purdy fue -como ya apuntamos antes- otro de los estiletes de la ofensiva terrestre de Campbell. Johnnie Lang, corredor sophomore, aportó poco (238 yardas, 3 anotaciones).

El juego aéreo de Iowa State estuvo muy repartido entre los receptores Deshaunte Jones (877 yardas, 2 TDs), Tarique Milton (722 yardas, 3 anotaciones), La’Michael Pettway (676 yardas y TDs) y el impresionante arma en red zone, Sean Shaw Jr. (231 yardas, 5 anotaciones). También tuvieron un papel importante los tight ends Charlie Kolar (697 yardas, 7 anotaciones) y Chase Allen (167 yardas, 2 TDs). De todos estos múltiples puñales aéreos, quizá los jugadores destinados a marcar el futuro del programa  y a ejercer de mejores socios de Purdy son el altísimo receptor freshman, Sean Shaw Jr, y ese prometedor TE sophomore, Charlie Kolar.

En Ames será necesaria una mejora de la unidad defensiva para mejorar resultados y no dejar escapar esos partidos que estaban en el alambre. La grandísima noticia es que su mayor pérdida será solamente Marcel Spears Jr. (92 tackles, 2’5 sacks), pero cuatro de sus mejores y prometedores hombres volverán con más experiencia: Mike Rose (LB sophomore, 77 placajes, 3’5 sacks), O’Rien Vance (LB sophomore, 66 tackles, 6’5 sacks), Lawrence White (DB junior, 84 placajes, 1 sack, 1 interceptación) o Greg Eisworth (DB junior, 65 placajes, 1 interceptación).

 

 

 

EL TESORO DE SIERRA MADRE: WEST VIRGINIA MOUNTAINEERS.

Neal Brown, al igual que Humphrey Bogart en la película que da título a este apartado, marchó esperanzado, desde Troy, con el firme propósito de explotar el yacimiento aurífero del programa de Morgantown –puesto que dejaba vacante el mediático Dana Holgorsen-.

El inicio fue esperanzador, ganando a un “hueso” de la FCS, como es James Madison, pero los problemas llegaban con un tropiezo -que rozó el ridículo- frente a Mizzou. Los Mountaineers lograron recuperarse de esta herida con meritorios triunfos ante North Carolina State y Kansas, pero todo fue un espejismo y las minas de oro se convirtieron en yacimientos de carbón, tras cinco derrotas consecutivas. Los postreros triunfos ante Kansas State y TCU insuflan algo de esperanza en los pupilos de Neal Brown.

Austin Kendall, QB junior y transferido desde los Sooners, fue el titular para Neal Brown, cuajando un año muy mediocre (1989 yardas, 12 TDs, 1 anotación terrestre y 10 interceptaciones). Al final del año y tras el peregrinaje de cinco derrotas, Brown miró al banquillo y otorgó la titularidad a Jarret Doege, otro mariscal de campo junior, que cumplió en sus tres partidos finales (818 yardas, 7 anotaciones y 3 interceptaciones). Las espadas están en todo lo alto y veremos cuál de los dos QBs se hace con el puesto en su año senior.

 

Soplan vientos de cambio en Morgantown / newsbreak.com

 

El juego terrestre de West Virginia fue completamente inexistente. Entre Leddie Brown y Kennedy McKoy apenas sumaron 700 yardas por tierra y 4 anotaciones. Fue, sin duda, la unidad más débil de todo el equipo.

El apartado aéreo dio más alegrías -aunque en Morgantown están prohibidos los fuegos artificiales y demás artilugios de celebración- gracias a tres receptores que aportaron su “granito de arena”: Sam James (677 yardas, 2 anotaciones), George Campbell (469 yardas, 7 TDs) y T.J. Simmons (455 yardas, 4 anotaciones). James y Simmons deberán postularse como los grandes referentes ofensivos del equipo en 2020.

La unidad defensiva montañera fue también muy débil y debe ser -junto al juego de carrera- uno de los aspectos a implementar de cara a la próxima campaña. Los safeties Sean Mahome (77 tackles, 2 sacks, 1 interceptación) y Josh Norwood (63 placajes, 1 interceptación) y el LB Josh Chandler (69 tackles) ofrecieron los mejores réditos. Norwood se marcha a Seahawks, pero Mahome y Chandler vuelven y deben ser los abanderados de las trincheras defensivas en Virginia Occidental.

 

 

 

LA CONQUISTA DEL OESTE: TCU HORNED FROGS. 

En Fort Worth tienen altas aspiraciones y Gary Patterson sabe que debe volver a hacer competitivos a sus Horned Frogs. La consigna está clara: no desaprovechar tan buenos recruitings y lanzarse, de una vez por todas, a la conquista de la Big XII. Si analizamos el calendario de 2019 de TCU, podemos observar que, a pesar de sus siete derrotas, todas ellas -salvo la paliza en Ames- fueron partidos que los de Patterson podían haber ganado. Parece que la transición de un esquema prioritario de pase a un dominio del juego ofensivo terrestre está siendo dura, pero la base está ahí, solo queda implementarla.

El QB freshman, Max Duggan, ofreció un dudoso primer año y tiene que mejorar muchísimo. Su pésimo porcentaje del 53’4% de pases completados debe ser uno de los aspectos a implementar. Finalmente, consiguió 2077 yardas de pase, 15 TDs aéreos, 555 yardas terrestres, 6 anotaciones y 10 interceptaciones. Duggan debe jugar más relajado, intentar tomar decisiones menos precipitadas, apoyarse en el excepcional corredor novato Zach Evans y tratar de explotar sus cualidades. Si alguien puede ayudarlo a mejorar, ese es, sin duda, Gary Patterson.

 

Gary Patterson, la referencia de los Horned Frogs / sbnation.com

 

Darius Anderson (823 yardas, 6 TDs) y Sewo Olonilua (537 yardas, 8 anotaciones) formaron un efectivo juego de carrera. Ambos ya lucen la elástica de Dallas Cowboys y dejan al programa de Fort Worth huérfano de corredores de postín. Pero Patterson es un “viejo zorro” y no ha tardado en encontrar al sustituto perfecto. En efecto, Zach Evans, recluta cinco estrellas procedente del North Shore High School, debe convertirse -ya en su año freshman- en el adalid del backfield de los Horned Frogs.

Jalen Reagor fue, sin duda, la estrella de TCU. Sin embargo, esa capacidad ultra atlética, ese rapidez vertiginosa y esa polivalencia no fueron aprovechadas la pasada campaña (611 yardas, 5 TDs). Ahora luce magnífico en la ciudad del amor fraternal. Taye Barber (372 yardas) y Te’Vailance Hunt (308 yardas, 1 anotación) -ambos receptores sophomore- sufrieron, como Reagor, el mediocre juego aéreo diseñado por Patterson y Sonny Cumbie. El ala cerrada sophomore, Pro Wells, se erigió en el arma aérea más productiva en end zone con 196 yardas y 5 anotaciones. Wells, Barber y Hunt serán las puntas de lanzas por aire de la ofensiva frog.

Perder a dos jugadores top como Jeff Gladney y Ross Blacklock supone uno de los grandes quebraderos de cabeza para un entrenador en jefe tan metódico y disciplinado como Patterson. Aunque las penas son menos dolorosas, ya que el líder indiscutible de la zaga de TCU regresa: el LB junior Garret Wallow (125 tackles, 3’5 sacks, 1 interceptación), un auténtico referente y el caudillo que puede vertebrar todo el engranaje defensivo perpetrado por Chad Glasgow. Los jóvenes safeties Trevon Moehrig y Ar’Darius Washington, así como el prometedor DE Ochaun Mathis también deberán aportar.

 

 

 

LE LLAMABAN “AIR RAID”: TEXAS TECH RED RAIDERS.

Tras casi dos décadas de sistema ofensivo “Air Raid” y tras la marcha de Mike Leach, Tommy Tuberville y Kliff Kingsbury, los Matadores abandonaban este esquema de ataque de la mano del antiguo Head Coah de Utah State, Matt Wells. Todo cambio es duro e implica una transición: en Lubbock lo saben bien. Pasar de una preponderancia del pase a un sistema mixto, en el que se le da su cierta relevancia al juego de carrera no es fruto de un día y la pasada campaña las huestes aleccionadas por Wells sufrieron esta metamorfosis.

Dos victorias ante rivales de poca entidad (Montana State y UTEP) sirvieron para abrir el año, sobrevinieron dos derrotas ante Arizona y Oklahoma, la victoria meritoria frente a Oklahoma State solo fue un espejismo, pues el año se cerraría con 6 derrotas en siete partidos (el único triunfo se consiguió en Morgantown ante las mesnadas de Neal Brown).

Alan Bowman, QB Sophomore, era el hombre indicado para liderar la transición en el ataque de los Red Raiders. En tan solo tres partidos, superó las 1000 yardas (1020), pasó para 6 TDs, anotó otro de carrera y sufrió 3 interceptaciones. Lamentablemente, cayó gravemente lesionado y se perdió el resto de la temporada. Su año junior debe ser el de su consagración de la mano de Wells y de un sistema de juego de ataque más consolidado.

El relevo lo tomó el mariscal de campo junior, Jett Duffey, que aunó momentos estelares con fases para olvidar, siendo el responsable de 2840 yardas, 18 pases de TDs, una anotación de carrera y 5 interceptaciones. Su final de campaña no fue malo y, sabiendo que Bowman volvería a ser el eje del ataque en 2020, entró en el transfer portal. Hubo interés por parte de Tulane y Central Michigan, pero no se concretó nada. A día de hoy, Duffey continúa sin equipo.

 

¿Bye, bye Air Raid? / us.as.com

 

El juego de carrera volvió a Lubbock de la mano de Wells. Sarodorick Thompson, espectacular corredor freshman, desempeñó una labor colosal, anotando 12 TDs y galopando 765 yardas. Armand Shyne y Ta’Zhawn Henry completaron un backfield potente y apoyaron el sistema terrestre con más de 700 yardas y 6 anotaciones más. De cara a la próxima campaña, Sarodorick Thompson será un auténtica caballo desbocado y devorador de yardas por tierra.

Las yardas de pase de Duffey y Bowman estuvieron muy repartidas, no existiendo un receptor excesivamente dominante. Erik Ekuzanma consiguió 664 yardas y cuatro TDs. R.J. Turner aportó 654 yardas y tres anotaciones. El excelso T.J. Vasher acumuló 515 yardas y 6 TDs. Por su parte, Dalton Rigdon recibió para 486 yardas y 5 anotaciones. En 2020, Ekuzanma (que será sophomore), Vasher (senior) y Rigson (junior) conformarán un más que interesante cuerpo de receptores.

Jordyn Brooks (LB, 108 tackles, 3 sacks) y Broderick Washington (DL, 39 placajes, 2’5 sacks) fueron los jefes de la zaga red raider y ya ejercen en sus nuevos puestos: Brooks, flamante primera ronda, en Seattle; Washington, quinta ronda, en Baltimore. Ambos supondrán una pérdida enorme para el esquema defensivo de Keith Patterson. Los productivos y prometedores linebackers, Xavier Benson (57 placajes, 1 sack) y Riko Jeffers (76 tackles, 3 sacks), así como los defensive backs DaMarcus Fields (54 placajes, 3 interceptaciones) y Zech McPhearson (51 tackles), junto a los linieros defensivos Jaylon Hutchings (27 placajes, 1’5 sacks) y Eli Howard (21 tackles, 5 sacks) vuelven y deberán dar lo máximo para aportar y no hacer tan ardua la tarea a la unidad ofensiva.

 

 

 

EL BUENO, EL FEO Y… LES MILES: KANSAS JAYHAWKS. 

En Lawrence (Kansas) el film western preferido es la joya de Sergio Leone, El bueno, el feo y el malo. Está claro que “el bueno”, para la fanaticada jayhawk, es el programa de baloncesto universitario, que aspira cada año a todo. “El feo”, lamentablemente, será el programa futbolístico, que lleva años peregrinando y palideciendo en el desierto del éxito deportivo. ¿Y “el malo”? Los que conocen o han sufrido a Leslie Edwin “Les” Miles tienen claro para quién sería este calificativo.

Les desaprovechó varios de los mejores recruitings en la historia de LSU, se empeñó en correr y correr cuando tenía algunos de los mejores receptores de toda la nación… A todo el mundo sorprendió la decisión de Les de volver, siendo aún más hilarante su nuevo destino: Kansas Jayhawks. Les tiene una ardua tarea por delante. Es cierto que, en 2019, se atisbaron algunos brotes verdes, pero quizá fueron meros espejismos. Solo tres victorias, ante Indiana State, Boston College y Texas Tech. Todo lo demás fue un desastre.

 

Les Miles, genio y figura / si.com

 

Carter Stanley fue el líder del ataque, siendo sobrio en su dirección. Su temporada fue meritoria, aportando 2661 yardas de pase, 24 TDs aéreos, una anotación por tierra y 11 interceptaciones. Era su última campaña con Kansas e hizo un servicio digno. Para 2020, se abrirá una nueva etapa: el senior Thomas MacVittie o algún as que se saque de la manga Miles, en la forma de un true freshman, será el encargado de liderar la ofensiva de los Jayhawks.

Pooka Williams Jr. regresó tras un partido de sanción y fue el máximo referente terrestre de Kansas. Su temporada sophomore fue muy productiva en yardas (1042), pero no tanto en TDs (solo tres). Khalil Herbert (384 yardas, 2 anotaciones) y Velton Gardner (138 yardas, 2 TDs) lo apoyaron en la parcela terrestre. Tanto Pooka como Gardner serán los abanderados del backfield jayhawk en 2020.

En el capítulo aéreo dos nombres sobresalieron muy por encima del resto: el receptor junior Andrew Parchment (829 yardas, 7 TDs) y el otro WR junior Stephon Robinson Jr. (727 yardas, 8 anotaciones). Ambos regresarán para su temporada senior y pueden erigirse en estiletes mortales, pero tenemos la incógnita de quién va a lanzarles.

La unidad más floja de Kansas fue, sin ningún tipo de duda, la defensa. Quizá la secundaria formada por Mike Lee, Bryce Torneden y el sophomore Davon Ferguson, junto con los LBs Azur Kamara y el freshman Gavin Potter sean lo más destacable. Solo volverán Ferguson y Potter, así que toca reconstrucción, para Miles y D.J. Eliot.

 

 

 

MVPS BIG XII.

Los jugadores más brillantes en la Big XII han sido:

 

  • Jalen Hurts QB (Senior, Oklahoma Sooners): 340 pases (69’7%), 3851 yardas, 32 TDs, 8 Interceptaciones, 1298 yardas de carrera, 20 anotaciones. Elegido “Offensive Newcomer of the Year”.
  • James Lynch DT (Junior, Baylor Bears): 41 tackles (23 solo, 18 asistidos), 13 sacks. Elegido “Defensive Player of the Year”.
  • Chuba Hubbard RB (Sophomore, Oklahoma State Cowboys): 2094 yardas terrestres, 21 TDs de carrera, 198 yardas aéreas, 6’4 yardas por acarreo. Obtuvo -con todo merecimiento- el “Offensive Player of the Year”.
  • CeeDee Lamb WR (Junior, Oklahoma Sooners): 1327 yardas, 14 TDs. All Big XII Football First Team.
  • Spencer Sanders QB (Freshman, Oklahoma State Cowboys): 247 pases (62’8%), 16 TDs de pase, 628 yardas terrestres, 2 anotaciones por tierra, 11 interceptaciones. Elegido “Offensiva Freshman Player of the Year”.

 

Mágico CeeDee / latimes.com

 

MEJOR JUGADOR OFENSIVO: Chuba Hubbard (RB Oklahoma State Cowboys).

MEJOR JUGADOR DEFENSIVO: James Lynch (DT Baylor Bears). 

MEJOR JUGADOR FRESHMAN: Spencer Sanders (QB Oklahoma State Cowboys).

MEJOR PARTIDO DE LA TEMPORADA: Oklahoma Sooners Vs Baylor Bears (30-23)  Big XII Championship – 7 de diciembre. 

 

@EduVall82