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[et_pb_column type=”4_4″][et_pb_text admin_label=”Text”]Empezaremos por el final, por un día que nadie desea que llegue pero que al final todos encontramos. Es el día del último viaje. Ese viaje lo realizó John Gagliardi el 15 de octubre de 2018. 8 días antes falleció en paz, rodeado de sus seres queridos y dejando un legado que perdurará en la memoria de los aficionados al football y en especial al college football por mucho tiempo. En ese último viaje, jugadores que él había dirigido acompañaron a su familia dándoles calor y abrigo en tan difíciles momentos. Cuando salieron de la abadía de San Juan, lugar donde se celebró la ceremonia, a ambos lados de la carretera, la plantilla de los Johnnies de aquel año, así como de otros, la flanqueaban para acompañar al hombre que había sido una de las mayores inspiraciones de la comunidad, a la leyenda de un equipo humilde y que revolucionó la forma de entrenar y dirigir a un equipo colegial.

 

El equipo no dudo en despedir a su leyenda – sctimes.com

 

Como suele ser normal, las miradas en el football colegial siempre se dirigen a la division I, estando esta dividida en dos a su vez, como son la FBS y la FCS.o como eran llamadas antiguamente division I-A y division I-AA respectivamente.  Después de ello llega la division II, la cual, seamos sinceros, rara vez se conoce salvo por los prospectos que llegan a la NFL y poco más. Por ejemplo, Tyreek Hill, muy en boga estas últimas semanas por su traspaso a los Miami Dolphins de nuestro querido Hugo Manero, fue elegido por Kansas procedente de la universidad de West Alabama. Y junto con Tyreek Hill hay muchos más ejemplos.  Si ya hablamos de division III, los ejemplos se reducen. Jake Kumerow y Quinn Meinerz son orgullosos representantes de Wisconsin-Whitewater, Ali Marpet de Hobart o por nombrar uno más, Ben Bartch, de la universidad de St. John’s (MN). Y es aquí donde nuestro trayecto se detiene.

 

 

Minnesota, hogar de los Eriksen… y de Monasterios benedictinos

Nos encontramos cerca de Saint Cloud, Minnesota. Más concretamente en Collegeville. Si te suena de algo Saint Cloud, seguramente sea de haber escuchado esta población en la sitcom “Cómo conocí a vuestra madre”, puesto que es el lugar de origen de los Eriksen. Y en Collegeville, rodeada de lagos (Stump Lake, East Gemini Lake y Lake Sagatagan) se encuentra St. John’s University. 

 

La familia Eriksen, una familia de altura – pinterest.com

 

Es una universidad masculina que está asociada a un college femenino, como es el College of Saint Benedict. Esta asociación nace de la necesidad de compartir instalaciones, además de programas académicos. Pero solo comparten eso, puesto que permanecen intactas sus tradiciones, campus, etc. Además, cabe resaltar la cercanía de ambos centros estudiantiles, con lo cual era un bien necesario. Como hemos dicho nos encontramos cerca de Saint Cloud. La fecha más concretamente es 1952. Johnny “Blood” McNally, leyenda de los Green Bay Packers y antiguo estudiante de St. John’s deja el cargo de entrenador de los Johnnies y vuelve a la vida estudiantil de nuevo, aunque esta vez en la universidad de Minnesota (si, la universidad de los Golden Gophers) donde se sacará Económicas. Cuando conoce a su sucesor, un frustrado McNally le comenta según recordaba Gagliardi que en St. John’s, “son una panda de monjes alemanes estrechos”. Apostilló que era muy difícil ganar en St. John’s y que dudaba que alguien consiguiera hacerlo. La verdad sea dicha, Coach McNally, que siempre había sido una persona muy visceral en cuanto a lo que el football se refería, estaba muy enfadado porque la escasez de becas que los monjes otorgaban a nivel deportivo. 

 

 

Entrenador por obligación moral

John Gagliardi era el capitán de su equipo en el instituto y en plena segunda guerra mundial, su entrenador fue llamado a filas. John, ni corto ni perezoso y alentado por sus compañeros de equipo, tomó el mando del equipo ante la ausencia forzosa de su coach y se encargó de todo. Se encargó de como bien dijo en su día de “no saber lo que estaba haciendo”.  Empezó añadiendo pausas para beber agua e hidratar a los jugadores. Continuó eliminando los excesivos ejercicios de flexiones, dominadas, etc. que su antiguo entrenador les imponía para realizar. Y su método siguió evolucionando conforme avanzaban los años. Al final este método se le conoció como “ganar con el NO” o “Winning with NO”. 

 

John Gagliardi en el Carroll College – 406sports.com

 

Siguió afianzándose como entrenador y tras cuatro años en Montana, en el Carroll College de Helena, recibió una oferta de St. John’s. Esa oferta quizás fue de las exiguas veces que dijo SÍ. Y aunque no estaba realmente interesado, las condiciones eran las adecuadas para dar el salto y sustituir a Johnny Blood. Sin cargas, un sueldo mayor, mayor responsabilidad… ¿Qué podía pasar? Mientras todo esto ocurría en 1953, llegaba 2012 y se retiraba… en St. John’s. Aunque bien es cierto que su contrato acababa en 2013, una vez acabada la temporada, ya se retiraba oficialmente.  Por cierto, los Fighting Saints del Carroll College son conocidos por haber dominado la primera década del siglo XXI la NAIA con mano de hierro bajo el tutelaje de Mike Van Heist, culminando así lo que Bob Petrino Sr. no logró conseguir estando casi 30 años al cargo. Y si, seguro que os suena este apellido por su descendencia. Pero esa es otra historia de la que algún día daremos cuenta…

 

 

Longevidad, logros y un futuro artículo

Sin duda que el método impulsado por John Gagliardi era diferente… muy diferente de lo que hoy vemos en los entrenadores actuales. Y aun así, los resultados obtenidos fueron más que óptimos. En todas sus temporadas como entrenador, solo tuvo dos temporadas con un balance negativo. Acabó en los Johnnies con un balance de 465-132-10 y si sumamos sus cuatro temporadas en el Carroll College, obtenemos 489-138-11. Una marca que será difícil de batir, por no decir imposible, puesto que a día de hoy, rara es la persona que siendo respetada por la salud pueda entrenar más de 40 años en College, si bien hay excepciones. Kevin Donley, con 70 años y entrenador de Saint Francis, una universidad de Indiana perteneciente a la NAIA, lleva 43 años en la brecha, aunque ha sido entrenador de más de dos universidades. Al Bagnoli o Rick Giancola, entran con pleno derecho en esta lista. Esas 489 victorias le convierten en el entrenador que más victorias ha conseguido en la historia del College Football, superando a mitos como Bear Bryant, Alonzo Stagg, Eddie Robinson o la leyenda de Penn State, Joe Paterno. Un Joe Paterno que tiene el honor de ganar a John Gagliardi en el número de partidos como entrenador en jefe. 

 

Celebrando con sus jugadores – csbsjurecord.com

 

Y aquí os lanzo una pregunta. Joe Paterno estuvo quince años de entrenador asistente en Penn State. ¿Os podéis imaginar el resultado de estas estadísticas si hubiera cogido el timón de los Nittany Lions antes? Seguramente que otra historia estaríamos escribiendo aquí. Vale que es obvio comparar los programas. St. John’s es DIII y Penn State es FBS. Pero para nada hay que desmerecer estos datos y mucho menos el legado de John Gagliardi. A fin de cuentas, John Gagliardi fue inducido en el College Hall of Fame en 2006, convirtiéndose así, junto con Bobby Bowden (fantástico entrenador que tuvo Florida State) en los únicos entrenadores en activo en ser introducido al College Hall of Fame. Joe Paterno les siguió al año siguiente. Si os parece exhuberante este logro cercano a las 500 victorias, también están los dos entorchados de la NAIA y los dos de Division III. Bien es cierto que en Division III le tocó convivir con otro de los mas grandes entrenadores que ha tenido esta division, como es Larry Kehres y sus Purple Raiders de Mount Union (analizable su figura como esa dictadura impuesta con mano de hierro entre 1986 y 2012 con once entorchados colegiales). Hay que sumar 3 títulos de la Montana Collegiate Conference (hoy Frontier Conference) y 27 de la MIAC o Minnesota Intercollegiate Athletic Conference. 

 

Con su ultimo entorchado nacional – sctimes.com

 

En esta última conferencia se ha visto el óbito de una de sus rivalidades más longevas como es la de Tommies vs Johnnies, o lo que es lo mismo, St. John’s vs St. Thomas’. El famoso Tommie-Johnnie que paralizaba a Minnesota. Nacida ya en 1901, está rivalidad se prolongó oficialmente hasta el 7 de noviembre de 2020, que es cuando iba a ser su último partido. Este último partido no se disputó debido al COVID. Al final, el último Tommie-Johnnie se vio un 19 de octubre de 2019. Daremos una pista del ganador de este partido y es que el trofeo de esta rivalidad, el Holy Grail Trophy, cambió de manos.  La admiración que despertaba en sus compañeros queda patente en todas las muestras de afecto que le procesaban.  Queda patente que ha sido el entrenador que más victorias ha conseguido en el mundo del college football. Los méritos contraídos con estas marcas y todos estos títulos son grandiosos. Pero su legado va mucho más allá de estos números. Su legado llega hasta la Ivy League, y eso, lo veremos un poco más adelante. 

 

 

NO NO NO, Call me John

Quede claro ante todo que Coach Gagliardi nunca existió. No le gustaba que le llamasen así. Siempre evitaba eso puesto que a él le gustaba que le llamasen John. Este era uno de sus NO. Múltiples NO habría si elaborasemos una lista. No tackling, No agility drills, No athletic scholarships, NO whistles, NO playbook, No yelling… y así, muchos más en la lista del NO. ¿Y por qué? Seguro que te preguntas… Pues quizás una de las respuestas sea que para John Gagliardi, el football no lo era todo. Cuentan sus antiguos jugadores, que llegado el primer día de entrenamientos, se dirigía especialmente a los freshman, sacaba una moneda del bolsillo, la alzaba y les decía “la moneda es el football, el sol es vuestra educación”. 

 

Un joven Gagliardi, ya en St. John’s – nytimes.com

 

Siempre anteponía las personas a los jugadores. Y eso quedaba expuesto cuando NO cortaba a ningún jugador (NO roster cut), lo cual hacía que a veces la plantilla del equipo de football quedara en cerca de 200 jugadores. ¿Os podéis imaginar un roster así de amplio? ¿Y siendo todos Walk-on? Así era el equipo dirigido por John Gagliardi año tras año. Pero por encima del NO, había una regla suprema. “Treat everybody like you’d like to be treated”. Trata a todo el mundo como te gustaría que te tratasen. Porque para John, era más importante las personas, que el football. A fin de cuentas, John les enseñaba que el football era una parte de la vida, un paso más en ella, no la vida entera. No esperaba que sus jugadores llegasen a profesionales. Tan solo esperaba que fueran buenas personas. Y para eso, estaba la Golden Rule, la regla suprema. Escribí antes que su legado llega hasta la Ivy League y la razón, es la siguiente. La Ivy League prohibió el tackling en los entrenamientos antes de la temporada de 2017. Quizás el detonante de todo esto fue Buddy Teevens, que años antes ya lo había hecho así, y el resto, es historia.

 

 

Caminando hacia la vitrina de los inmortales del college

Nos centramos ahora brevemente en una de las marcas que él batió, y para ello nos vamos al 8 de noviembre de 2003. ¿El lugar? El Clemens Stadium. ¿El rival? Bethel Royals, equipo dirigido por Steve Johnson. Ese día, St. John’s vencería a Bethel por 29 a 26 y John Gagliardi conseguiría la victoria número 409, batiendo así la marca de 408 que poseía la leyenda de Grambling State, Eddie Robinson. Corría el último cuarto, St. John’s movía cadenas y su ofensiva, si bien parecía no ser muy fluida, parecía avanzar con decisión. Llegaron a redzone y era 3 & Goal. 

 

 

Tras un down en el que casi interceptan a Ryan Keating, el cual es quarterback de St. John’s, el equipo hace el huddle correspondiente. La ofensiva se prepara para otro asalto. Strong left twins left. A primera voz. Snap. Empieza la jugada. Ryan Keating, que se encuentra bajo center, recibe el snap y retrocede siete pasos para mirar a su izquierda. Los receptores de la derecha hacen sendos slant, barriendo con ella a sus defensores y dejando toda esa zona libre. La línea protege muy bien al qb y este manda el pase a Josh Nelson, el Running Back que está en el lado fuerte. Recibe el balón y el tiempo se vuelve eterno. 3 segundos que parecieron un mundo y paralizaron el Clemens Stadium, que a la postre estalló en jolgorio y alegría. La jugada salió a la perfección y St. John’s se ponía por delante en el marcador a falta de dos minutos para la finalización del encuentro. Pero no todo estaba acabado. Fue la defensa de St John’s la que empezó a hincar los clavos en el ataúd de Bethel cuando, en la primera ofensiva de los Royals, Jeremy Hood forzó un fumble y Ryan Weinandt se encargó de recuperarlo. La ofensiva volvió a salir para finiquitar el partido consiguiendo un primer down y certificando el récord de la leyenda de St. John’s. La canción de guerra de los Johnnies resonó con fuerza aquel día.

 

 

La despedida

Cerraba la temporada St. John’s contra Bethel en terreno enemigo un doce de noviembre de 2012. Los Johnnies, que habían empezado bien la temporada con un 2-0, vieron cómo su temporada se iba al traste tras cuatro derrotas seguidas y llegaban con un parcial de 5-4 a Arden Hills. El partido transcurrió por unos derroteros que ocasionaron la victoria del equipo de los Royals. Días más tarde una rueda de prensa es convocada y John Gagliardi deja el cargo de entrenador en jefe del equipo de los Johnnies. 60 temporadas a sus espaldas en Minnesota le contemplan. Os podéis imaginar cómo se quedó la sala de prensa. La primera pregunta fue clara y directa: Why now?. Más contundente fue la respuesta: Why not?. También explicó en la rueda de prensa que si hubiera seguido ganando quien sabe lo que habría pasado, pero que la idea de retirarse la llevaba en la cabeza desde hacía ya años.  El respeto mostrado hacia la figura de John Gagliardi fue tal, que se le dejó hacer y decidir a su manera. Porque él se lo había ganado y había que respetar lo que él pensase en todo esto. Así lo declaraba uno de los vicepresidentes de la universidad, el reverendo Doug Mullen. “Queríamos que John tomase su propia decisión, y eso ha hecho” Y proseguía “Estamos muy felices por eso… Le debemos mucho a John y queríamos ser respetuosos”.

 

Siempre con una sonrisa en las ruedas de prensa – sctimes.com

 

También se supo que había recibido una carta de agradecimiento de la casa blanca, elogiando su manera un tanto única de entrenar y la influencia tan positiva que había sido para tantos jóvenes. Al ser cuestionado por esta nota que le mandaron, contestó que quizás debería cambiar su voto, con su habitual tono de humor. John Gagliardi desapareció por la puerta de la sala de prensa. Esa sala de prensa donde siempre había dejado impronta de su humor en cada conferencia post-partido y de la cual había hecho gala ese día también. Se marchó en paz a su casa y como él mismo había dicho en la sala: “aun no estoy emocionado, quizás al llegar a casa llore”.   En todo este trayecto de seis décadas, rechazó ofertas. Bastante jugosas e importantes por cierto. Vinieron equipos universitarios más poderosos a por él y dijo que no. Vinieron incluso los Vikings, pero él se sentía agusto y feliz en St. John’s. Un lugar al cual llegó por azares del destino y a modo de aventura, donde se estableció y formó una familia con su esposa Peggy. Un lugar donde fue feliz a manos llenas. 

 

 

Antón Gallo – @ElchicodelDAI

@CoollegeNation 

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